Esta entrada es la número doce de mis (dos) viajes a la ciudad de Nueva York. El primero se dio en Enero/2011 y formó parte de un viaje por la costa Este de Estados Unidos y Playa del Carmen en México. El segundo viaje, se produjo a finales de Agosto/2012, únicamente a NYC. Para arrancar por el principio de mis historias neoyorkinas, pasá por acá:
Como dije antes, nuestro viaje por mi ciudad favorita estaba llegando a su fin. Milagrosamente, habíamos hecho todo lo que teníamos previsto hacer, pese a que nos habíamos encontrado con algunos traspiés (que no vienen al caso). Era el último día. No teníamos regalos ni chocolates comprados. Nuestro avión salía en la tardecita/noche. Como he dicho en más de una oportunidad, fuimos imantados hacia el Times Square. Pese a que nos alojábamos en Queens, Times Square era casi como nuestro lugar de partida, entonces, hacia allí fuimos.
Cuando uno viaja, la gente espera chocolates. Uno puede haberse ido un fin de semana a Buenos Aires, pero si no trae chocolates, es como que wooooooooo, viajó y no trajo chocolates para compartir, y ya te empiezan a mirar de costado. Lo bueno que tiene estar en Times Square, es que existen en la zona dos grandes casas de chocolates (ideales para regalar o regalarse!): M&M y Hershey's. Fuimos a ambas. Son realmente grandes, sobre todo la de M&M. Tienen todos los tipos de chocolates que a uno se le pueden ocurrir y facilitan cualquier regalo que uno tenga que hacer. La siguiente foto, es del local de M&M.
No sé si se llegará a apreciar demasiado, pero son grandes contenedores de los clásicos M&M, de los cuales uno puede servirse y luego paga según el peso. Me gustó bastante la idea y entiendo que para los "puristas" de los M&M debe estar bueno. Para mi, todos tienen el mismo gusto. Como todos los locales comerciales, además de chocolates, vendían remeras, gorros, pegotines, o sea, tenían todo un marketing atrás de los afamados chocolates.
Luego de pasar un buen rato adentro de estos locales, partimos con un par de bolsas de regalos y algunos dólares menos en nuestros bolsillos. La siguiente parada era en B&H. Quizás no todo el mundo haya sentido hablar de este local, para quien no lo conoce, es (muy burdamente hablando) un lugar donde venden tecnología. Cámaras de fotos, computadoras, accesorios, televisiones, blu rays, en fin, todo lo que a uno se le ocurra, en sus últimas versiones, puede ser encontrado en este lugar. Si bien se manejan mucho con las ventas por Internet, el comercio es realmente grande y con una organización en niveles inimaginados. No sólo llevan un registro de sus clientes y de las compras realizadas, sino que tienen un sistema interior, en el cual el cliente le pide al vendedor todo lo que precisa, y éste únicamente digita en una PC el pedido, el cual, es enviado desde los depósitos hasta las cajas mediante unos rieles (cerca del techo) que los trasladan. Y funciona. Todo funciona. Los tipos son relojitos, es un lugar donde aparentemente, nada falla. Además de su organización, debo decir nuevamente, que tienen todos los productos que a uno se le podrían ocurrir y además, a buenos precios.
Cada vez nos acercábamos más a la hora de partida, apenas si nos dio para pasar por Starbucks a tomar un refrigerio y comprar algún café para regalar.
Pocas horas después, ya estábamos en LaGuardia, esperando nuestro avión para volver a Montevideo. Habían sido cuatro días realmente intensos y si bien hicimos todo lo que estaba en nuestros planes, me volvió a quedar la sensación de que es mi lugar en el mundo. Ojalá pudiera vivir algún día allí!
No queda mucho para contar, la escala en Miami duró algunas horas, suficientes para recorrer un poco y pasar por algún free shop, no mucho más. Cuando quisimos acordar, ya era media mañana del lunes y estábamos de vuelta con nuestras valijas, pero en Uruguay.
Seguramente, mi próxima entrada sea un compilado de cosas que están buenas para hacer tanto en Chicago como en New York. Por el momento, no he decidido por qué ciudad voy a seguir escribiendo, pero recomiendo estar atentos a la llegada de una nueva entrada