Nueva York es fascinante. La primer noche que pasamos allí, otro uruguayo supo decirnos que estaba enamorado de la ciudad, dado que todos los días conocía algo nuevo. Esta es la cuarta parte de mi viaje por NYC. Si querés leer la tercera, hace click acá.
El segundo día cruzamos hacia la isla de la libertad, donde reside la estatua famosa. Si no recuerdo mal, fue cerca del mediodía. Luego del paseo y fotos correspondientes, volvimos a la ciudad al atardecer (4 pm quizás). Esa tarde, optamos por subir al Empire State. Como datos interesantes, supo ser durante más de 40 años, la torre más alta del mundo. Además, fue nombrada una de las siete maravillas del mundo moderno.
Algo súper interesante, es que una vez adentro, mientras caminábamos por uno de los tantos pasillos, había algunas carteleras con el objetivo de conscientizar a la gente sobre el ahorro de energía. Lo planteaban como un proceso de varias etapas y mostraba que con un poquito de respeto por la naturaleza, se podía ahorrar (y mucho), tanto en barriles de petroleo, como en emisiones de gases de efecto invernadero.
En el Empire State hay dos vistas panorámicas. La primera es en el piso 86, creo que por 20 o 30 dólares se accede. Por otra parte, en el piso 102 hay otro observatorio, evidentemente, más caro. Por lo que leí en Internet, es más chico que el de más abajo, pero seguramente se vea más o menos lo mismo.
Serían las 6 pm. Afuera hacía frío, bastante. Cuando llegamos al piso 86, nos encontramos con una sala bastante amplia, las cuatro paredes de vidrio permitían visión 360 grados de la ciudad. Como cualquier habitación en Estados Unidos, estaba cómodamente calefaccionada. Para sorpresa nuestra, se podía salir de la sala hacia un balcón que rodeaba por completo la habitación (y sin pagar extra!). Allá fuimos. Sin temor a equivocarme, es la vez que sentí más frío en mis 24 jóvenes años. De cerca de 30 fotos sacadas, apenas 8 o 9 salieron sin ningún tipo de movimiento o temblor. De hecho, las que salieron más o menos bien, fueron sacas cuando se me ocurrió sacarme los guantes. Bastaron menos de 5 minutos para que se me congelaran las manos. Cuando terminamos de sacar las fotos, volvimos a la sala calefaccionada. Si afuera sentí MUCHO frío, apenas entramos a la habitación (y por un buen rato), sentí que me quemaba la cara (era la única parte del cuerpo que no tenía abrigo). Haciendo una cuenta fácil, adentro habría 23 grados, afuera, -20 (teniendo en cuenta que en la calle habrían unos -10). Los 40 grados de diferencia fueron los que me hicieron sentir cual pollo al spiedo.
Terminada nuestra expedición por el Empire State, y cuasi atraídos por sus luminarias, volvimos a ir al Times Square. Es increíble estar ahí en plena noche y que te parezca que es mediodía, la cantidad de luces y publicidades es asombrosa. Pasamos adelante una vez más del Hard Rock Café, y ahora me estoy arrepintiendo de no haber entrado. Posiblemente sea una excusa para volver.
Como mencioné en los anteriores artículos, en una de las dos esquinas (en la más famosa) hay una escalinata a la que se puede acceder. No sé por qué, el día anterior no permitían subir, pero esa noche sí! Aprovechamos para sacarnos algunas fotos (más) y continuamos viaje.
Mientras vagábamos por la zona, descubrimos una pantalla gigante con fotos de personas y mensajes escritos por ellas. La pantalla estaba encima de un negocio de ropa. Entramos al local a averiguar y nos dijeron que comprando algunas prendas, podías sacarte la foto. No dudamos y reventamos la tarjeta de crédito comprando un par de medias, lo que nos dio acceso a sacarnos una foto similar a esta:
Otro día sigo contando más historias.
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