viernes, 22 de junio de 2012

Chicago, "The windy city" - Parte 1

Un lector perspicaz, viendo la sección de aeropuertos visitados, podría pensar (o al menos esperar) que la primer entrada referente a viajes, hablaría de New York City. O al menos, si yo estuviera leyendo el blog de otra persona, pensaría así. 
Una ciudad con millones de personas, cientos de culturas conviviendo en un mismo lugar, movimiento permanente, centro mundial, seduce a cualquier escritor, aún a los más inexperientes (like me!). 
Aquellos más enamorados de los paisajes, o de las playas, intuirían que Playa del Carmen es el primer destino, el elegido. Por sus paisajes, por su historia, por las ruinas y construcciones pertenecientes a la Riviera Maya, en fin, por todo.
Sin embargo, los relatos comienzan por Chicago, la ciudad de los vientos/ventosa (the windy city).


Chicago - The windy city
Todo empezó en la ciudad de los vientos, por allá por Enero/2011. 
Ubicada al norte de Estados Unidos (en el estado de Illinois), al borde del Lago Michigan, se encuentra la ciudad de Chicago. Según wikipedia, cuenta con aproximadamente 3 millones de habitantes (casi tanto como Uruguay!), siendo la tercer ciudad del país con más población.


Para el que no conoce, o no ha visto ninguna foto, les regalo esta panorámica:




El plan original de las vacaciones era recorrer la costa este de Estados Unidos, por eso decidimos ir a la ciudad de los vientos. Aunque para ser sincero, no conocíamos demasiados detalles de la ciudad, ni qué se podía hacer allí. Lo cierto, es que nos esperaba una temperatura MUY inferior a la que había en ese momento en Montevideo. Pasábamos de 25 o 30 grados del verano uruguayo, a los -10 o -15 grados del invierno estadounidense.


Los avatares del primer vuelo, check-in y las corridas por el aeropuerto de Miami, formarán parte de próximos relatos.


Lo cierto, es que un 7 de enero de 2011 estábamos llegando al aeropuerto internacional O'Hare, grande por donde se lo mire. Un primer detalle en la historia, es que el aeropuerto cuenta con salidas de metro desde una terminal, a la que se accede sin tener que salir del aeropuerto. Cosa rara para alguien que no está acostumbrado. Un viajero con miles de millas encima quizás lo considera una pelotudez digna de un pelotudo importante, pero para mi fue todo una experiencia.


En síntesis, me pasó de subirme a un avión en Montevideo, bajarme en Miami, correr en el aeropuerto de Miami con la valijita de viaje (carry-on). Abordar un segundo avión hacia Chicago. Llegar a Chicago. Recuperar las valijas. Abrigarme como quien llega al Polo. Caminar por el aeropuerto. Llegar a una terminal de metro. Subirme a un metro. Empezar la aventura.


Nos alojamos en un hostal en el barrio griego de Chicago, que es realmente vecino al centro de la ciudad. Para fortuna nuestra, el metro nos dejaba a tres o cuatro cuadras del hostal. Luego de un pequeño incidente con las valijas (que en algún otro cuento relataré), comenzamos a caminar por las calles de la ciudad. Perdón, por las calles nevadas de la ciudad. Si bien no era LA nevada, alcanzó para cumplir mi ilusión de ver nieve y de ver nevar (no podía anticipar tampoco las nevadas que viviríamos semanas después!). Pese a que sabía que me esperaba una ciudad grande, con tamaños y proporciones muy distintas a las de Montevideo, me pasó de levantar la vista mientras caminábamos, y sorprenderme por la altura de los edificios céntricos (vale aclarar que la Sears Tower estaba bien cerca y es altísima, si no le erro, durante un tiempo fue el edificio más alto del mundo, aunque capaz estoy diciendo cualquiera!).


Hacía frío. Realmente.
Sin embargo, no era un frío húmedo como el que acostumbra a sentirse en Uruguay, sino que era seco. Y la diferencia es notoria. Salvo gorro y guantes, no llevaba más abrigo que el utilizado para soportar los inviernos locales. Creo que vivir a -15 grados en Montevideo se haría insoportable.


Corto la primer parte por acá, con la promesa de continuarlo en las próximas horas!

1 comentario:

  1. Va bien Mathi ;) Muy bueno eso de sacarse las ganas de escribir! Sigo otro día, pero vamo' arriba.

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