A esa altura del día, ya me había convencido que NYC era la mejor ciudad del mundo. Va a ser complicado (muy, mucho) que otra ciudad la saque del pedestal. Creo que también en ese momento, fue cuando me di cuenta que viajar me apasionaba.
Pese a que este es el tercer artículo sobre NYC, sigo relatando nuestro primer día en la ciudad. Esa primera noche, teníamos ya una cita obligada. El dueño del apto en el que nos quedábamos (uruguayo también), tenía una banda y tocaba en un boliche neoyorkino. No me acuerdo la dirección del lugar, pero era la intersección de dos calles con nombre de número (ejemplo choto, en la 3era y la 8va). Mapa mediante, "llegamos". Sin embargo, el local no aparecía por ningún lado. En ese momento, caímos que las calles además tenían letras con los puntos cardinales. Me explico mejor, podían existir perfectamente dos calles "3era", la W (west) y la E (east). Decepción mediante, tuvimos que caminar como diez o quince cuadras más para encontrar el bendito boliche.
El toque estuvo bueno, encontramos muchos uruguayos que eran una especie de barrita de conocidos. Fue como encontrar un pedacito de Uruguay en el medio de NYC. Luego del toque, salimos todos juntos a comer unos tacos en un carrito (al mejor estilo de los carros de hamburguesas de MVD) mexicano. Luego de mucha charla como si nos conociéramos de toda la vida, tomamos un bus y volvimos al apto realmente cansados.
Pfff. Acabo de terminar el día uno.
Al igual que en las otras ciudades que habíamos visitado, en NYC hacía frío, nevaba y había bastante nieve acumulada en las calles, no tanto como en Boston, pero se hacía notar.
El día 2 en NYC amaneció soleado. No recuerdo mucho la temperatura, pero estimo habrían unos 0 grados. Decidimos ir a la isla de la libertad. Es presumible que el lector, en caso de no saberlo, haya imaginado que es el lugar donde se encuentra la "Estatua de la Libertad", cerca de la desembocadura del río Hudson (wikipedia sabe todo!). Además, la wiki me aporta (creo que en algún lugar de mi memoria este dato estaba) que fue un regalo de los franceses a los americanos, como signo de amistad.
Foto!
A la isla se cruza en ferry. Demorás un rato en llegar y podés sacar unas fotos espectaculares, tanto de la estatua como de la ciudad que te da la espalda. La desventaja, es que si vas en invierno, el vientito del mar, sumado a la baja temperatura, hacen una combinación gélida.
Si el lector me conoce y no ha visto ninguna foto mía en la isla de la libertad, le pido que se imagine la foto de arriba y mi cuerpo adelante. Ta, esa foto me la saqué. La isla de la libertad no es sólo la estatua (aunque es el ícono, evidentemente), además, hay un restaurant, miradores que apuntan hacia NYC (moneda mediante) y varios lugares para que puedas llevarte un recuerdo a cambio de algún billete verde. También un muñeco tamaño real, que te cuenta la historia de la isla y de la estatua, aunque no recuerdo mucho, creo que lo escuchamos dos minutos y nos fuimos.
Si el lector me conoce y no ha visto ninguna foto mía en la isla de la libertad, le pido que se imagine la foto de arriba y mi cuerpo adelante. Ta, esa foto me la saqué. La isla de la libertad no es sólo la estatua (aunque es el ícono, evidentemente), además, hay un restaurant, miradores que apuntan hacia NYC (moneda mediante) y varios lugares para que puedas llevarte un recuerdo a cambio de algún billete verde. También un muñeco tamaño real, que te cuenta la historia de la isla y de la estatua, aunque no recuerdo mucho, creo que lo escuchamos dos minutos y nos fuimos.
Soy consciente que ya escribí bastante por hoy, así que basta!
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