jueves, 28 de junio de 2012

New York City - Parte 2

Hay caminos de ida y caminos de vuelta. Lugares de paso y lugares para vivir. Viajar es conocer, disfrutar, pasear, descansar. Es un camino de ida, un camino que una vez que lo tomás, te das cuenta que no tiene retorno.
Si es la primera vez que entrás (o no leíste la primer parte de NYC), pasá por:
De lo contrario, welcome back!

En la entrada anterior, había mencionado que nos alojaríamos en el apartamento de unos amigos, en Queens. También comenté que viajar en metro permite recorrer distancias largas en muy poco tiempo. Además, si el lector es asiduo de este Blog, recordará que hace un tiempo tiré un consejo: adquirir pases para el metro y recorrer la ciudad. Luego de llegar al apto, dejar las cosas, charlar un rato con los dueños de casa, compramos los tickets de metro y salimos a recorrer la mejor ciudad del mundo (y sus alrededores!).

No descubro nada con lo próximo que voy a decir. Todo turista, cuando llega a NYC, tiende a ir al Times Square. Será inercia, instinto, no sé. Es un ícono de la ciudad, diría del mundo. Lo cierto, es que vayas a la hora que vayas, está lleno de gente, incluso yendo por la noche o a la hora de la siesta (?). Evidentemente, el primer lugar al que fuimos en NYC, fue al Central Park. No, mentira, fuimos al Times Square. 

Algo increíble que me ha sucedido en los últimos días: el público en las calles aclama por las fotos que subo! Así que les colaboro con una:


Me resulta un tanto complicado describir tanto. Tanta gente, tantas luces, tanto movimiento, tantos negocios, tantos edificios, tantos pisos, tanto dinero, tantos autos, amontonados en cuatro o cinco cuadras. Un error un tanto común es confundir el lugar. Oficialmente, el Times Square se encuentra en la intersección de la 7ma avenida, con la Broadway. NO se encuentra en la 5ta avenida, como generalmente uso podría asociar. Otro detalle a tener en cuenta, si bien cuando se habla de Times Square, uno se imagina una imagen similar a la foto que puse, hay que tener en cuenta que enfrentada a esa esquina, hay otra, con similares características. De hecho, la otra esquina es aún más conocida, pues tiene una escalinata donde es común sacarse fotos. Hablando de eso, creo que es el lugar donde saqué más fotos. Hay mucho para fotografiar, realmente.

Caminamos, fuimos, volvimos, íbamos de un lado para otro. En cierta forma, es como estar en un shopping a cielo abierto. Al igual que en Boston, hacía bastante frío, aunque no había tanta nieve amontonada. Ese primer día almorzamos en un Mc Donald's cercano (sigo con mi poca memoria, pero creo que es el de Broadway esquina West 51st. street). Quizás podría pensarse que por estar en Estados Unidos, incluso en NYC, los precios de ese tipo de cadenas de restaurantes podrían ser más caros que en otros lugares, sin embargo, por 9 o 10 dólares te comés un combo y llenás de calorías tu cuerpo.

Estaba repasando las fotos, para intentar contar la historia en orden, y me acabo de dar cuenta que tengo un consejo para dar.

Si vas a una ciudad que no conocés, comprate un mapa (posta). Incluso, en algunas ciudades te los regalan. Si la ciudad tiene metro, si no tenés un mapa con las líneas y sus conexiones, sos boleta. En todas las ciudades a las que fuimos, el mapa era un elemento indispensable, si sos medio avispado, podés moverte por toda la ciudad, conectando metros y líneas. Lo bueno que tienen los metro (o metros?), es que tienen gran frecuencia y no van repletos de gente, con lo cual, no tenés que viajar parado (generalmente) ni tener esperas de media hora en la estación.

A esta altura, no puedo dar más detalle en cuanto a qué días hicimos cada cosa. Me voy a limitar a seguir el orden de las fotos para contar las historias. De todas formas, estoy convencido de que sigo por el día uno.

Al igual que en los otros estados que habíamos visitado, a eso de las 5 pm ya estaba ocultándose el sol. De todas maneras, conocimos el City Hall, el puente de Brooklyn y zonas aledañas. El día lo completamos yendo a la zona cero, el lugar donde estaban las torres gemelas. Nos encontramos con la construcción de un nuevo complejo arquitectónico, con múltiples edificios nuevos y cientos de obreros trabajando. Vecino al complejo, visitamos un memorial del 11 de setiembre, donde exponían imágenes del atentado, la historia con todos los acontecimientos acontecidos minuto a minuto, así como recuerdos y objetos encontrados durante la limpieza del lugar. Por otra parte, había diferentes maquetas y videos presentando las nuevas construcciones y describiendo en qué se transformaría el lugar. Impresionante la verdad.

Esa misma noche conocimos (por fuera) el Madison Square Garden, lugar reconocido por albergar partidos de NBA, así como distintos conciertos internacionales. Enfrente al MSG, está el edificio de correos (una manzana de grande) y debajo del MSG, la Penn Station. La Pennsylvania Station es una estación de trenes y metro. Dicho así suena a poco. Sin embargo, es una ciudad adentro de una estación de trenes. Tiene múltiples niveles, lugares de comida, interconexiones entre las líneas, kioscos de venta de revistas, vendedores de dulces, creo que es el destino de algunas líneas de bus también. Pero es gigante, imponente por donde se la mire. Recomendable aunque sea sólo por conocerla.

El relato se me hizo más largo de lo esperado, por lo cual, corto por acá, por más que no haya terminado el día uno. Mañana sigo!

miércoles, 27 de junio de 2012

New York City - Parte 1

Toda historia tiene un inicio y un final. 
Si querés arrancar a leer desde el principio, te recomiendo que pases por acá:

Si bien comencé a escribir en orden cronológico, y la siguiente ciudad de la que debería hablar es Kansas City, Missouri, voy a apelar a mis dotes desestructurados e impredecibles, sorprendiendo al lector y escribiéndole sobre New York City. Sí, soy re loco.

New York es un estado que queda al noreste de los Estados Unidos. Según wikipedia, New York City es la ciudad más poblada del país y la segunda aglomeración urbana más grande del continente (supongo que el 1 lo tiene Ciudad de México). Viven alrededor de 8.5 millones de personas, siendo una ciudad pluricultural (si esta palabra no existe, la acabo de inventar) por donde se la mire.

Tal como hice con Chicago, me la juego y les paso un skyline de la ciudad,  para compartir o compartirse (si se les ve medio mal, colaboren con un zoom in):


New York City
La primer aclaración que voy a hacer, es que agrego el "city" al final, no por ser coqueto sino para no confundir. New York City es una ciudad perteneciente al estado de New York.

Ahora si. A los hechos.
Los últimos dos días habíamos recorrido Boston. Veníamos de fríos helados. De ver acumulaciones de nieve de metro y medio en las calles. El traslado entre Boston y NYC optamos por hacerlo en ómnibus, la demora era más o menos la misma (incluyendo todos los trámites en los aeropuertos) y nos salía más barato. Teníamos pasajes para las 6 am. Una desafortunada sucesión de acontecimientos desafortunados, nos hizo llegar sobre la hora a la terminal de buses. Seguramente el lector habrá adivinado... perdimos el nuestro. Si nos hubiera pasado en tres cruces, con un poco de fortuna hubiéramos recibido un "suerte en pila"  y a esperar el Cita de las 10. Sin embargo, conseguimos lugar en otro ómnibus que salía poco rato después (sin pagar un peso más).

Boston y New York City están realmente cerca si se las mira en un mapa. De hecho, nos llevó alrededor de cuatro horas realizar todo el recorrido. Lamentablemente, tengo mucho más frescos gran parte de los recuerdos de Chicago, pero no los de NYC. Mi intención era escribir en qué lugar nos había dejado el bus, pero me se escapó de la memoria. Creo que en NYC hacía bastante menos frío que en Boston, pero una vez más, mi memoria no responde (esto a los 23 no me pasaba!).

Antes de llegar al destino, pudimos pasar por delante del Central Park. En otro relato me adentraré más en ese paseo, pero sólo para ir haciendo boca, es un paseo de los fundamentales. Quien haya ido a NYC sin pasar por el Central Park, lamento decirle que va a tener que volver. Podés caminar todo un día por el parque (que tiene dimensiones escandalósamente grandes) y quedarte con pila de cosas sin conocer.

El lugar de alojamiento era un apartamento en Queens, a 10 o 15 minutos de Manhattan. Es increíble que pese a las dimensiones de las ciudades, podés estar en media hora en el punto más distante de la ciudad, incluso en transporte público. Taxi mediante (y 60 o 70 dólares mediante), arribamos al apto, alquilado por amigos uruguayos.

Por ser una previa, no me voy a extender más. De todas formas, seguramente tenga que hacer varios capítulos más de NYC porque hay bastante para contar. Intentaré contar todo lo que se me ocurra, pese a esto, muchos detalles y anécdotas quizás no me las acuerde, las disculpas del caso!

lunes, 25 de junio de 2012

Chicago, "The windy city" - Parte 5

Toda historia tiene un inicio, que podés encontrar acá:
http://mathiasonthetrip.blogspot.com/2012/06/chicago-windy-city-parte-1.html

Si ya leíste todas las partes anteriores, FELICITACIONES!
Debés ser uno de los dos que lo han hecho!

Tal como expresé en la parte 4 de Chicago, el objetivo de la parte 5 será contar situaciones distintas, bizarras, extrañas o al menos, que no estuvieran planificadas.

Las corridas por el aeropuerto de Miami
El vuelo que iniciaba el recorrido, salía de Montevideo a las 23.15 de la noche. Debido a que no existen vuelos directos (todavía (?)) hacia Chicago, debimos hacer escala en Miami. El plan de viaje indicaba que teníamos menos de dos horas entre vuelo y vuelo. Sin embargo, el que partía desde Montevideo, vaya uno a saber por qué, se atrasó como 45 minutos. Luego de un viaje bastante normal (salvo por el hecho de que me costó dormirme y tuve que diazepanearme un poco), arribamos a Miami 20 minutos atrasados del plan original. Como estábamos haciendo escala en Miami y era nuestra entrada a Estados Unidos, debimos ir a buscar nuestras maletas y despacharlas hacia Chicago, para recién después, encontrar el lugar al que teníamos que ir para tomar el siguiente avión. No sé si el aeropuerto de Miami es gigante, si corrimos en vueltas o qué, lo cierto, es que con la valija de mano habremos corrido como 15 o 20 minutos y parecía que cada vez estábamos más lejos. Por la alegoría de mi relato, el lector podrá darse cuenta que llegamos bien a tomar el siguiente avión, pero sufrimos más de lo esperado! Igual ta, alguna foto que otra metí.

El problema de la valija al llegar
Si hay un momento en el que quedo pegado, es este. Ya hice la historia que tomamos el metro en el aeropuerto de Chicago, que nos dejó a cuatro cuadras del hostal. Cuando nos bajamos con TODAS las valijas, teníamos que salir por una puerta giratoria, desde la parada de metro, hacia la calle. Iluso yo, pensé que la puerta giraba 360 grados, y se me ocurrió dejar una valija atrás, pensando que podía dar toda la vuelta en la puerta y volver a buscarla. Evidentemente, la puerta no giraba los 360 grados y me quedó una valija en el camino. Diga que se podía ir por otro lado a  buscarla, sino, no iba a ser el mejor comienzo de viaje.

La noche de Chicago
Estuvimos dos noches en Chicago. Sin embargo, no tengo recuerdos de dos noches, salvo que en las dos noches hayamos hecho lo mismo. Fuimos a un bar cercano al hostal (tipo, dos cuadras). En la calle, no andaba un alma, eran cerca de las 10 pm. Sin embargo, adentro del bar estaba repleto. Era un espacio bastante grande, con una barra central cuadrada y sillas alrededor para quienes quisieran tomar en la barra. Además, había mesas y sillas por todas partes. Todo el mundo charlando feliz, karaoke, Jack Daniel's con coca y algunos shots para sacar el frío.

Burritos & Margaritas
Luego de una de esas dos noches, salimos del bacilón y fuimos a un barzucho mexicano. Pedimos un burrito que era enorme, parecía como para tres personas. No había chance de terminarlo. Creo que no tomamos margaritas, no sé por qué, si porque no había, o porque el local no tenía mucha pinta de ser pulcro.

Esmeralda
Ya veníamos cebados con hablar en español. Yo cuando llegué a Miami hice todo el check-in en español. En el hostal había un mexicano con el que hablamos de fútbol. Encontramos bastantes personas que hablaban español. El mediodía del segundo o tercer día, fuimos a comer a un restaurant de pinta latina. La moza, una señora de tipo 50 años, con mucho aspecto de doña centroamericana se nos acercó. En el cartelito que tenía su nombre, decía "Esmeralda". Evidentemente, le hablamos en español. Puso la peor cara de OGT y se hizo la que no entendía. Seguro que no...

La salida de gala
Una de las tarde-noche en las que salimos, terminamos yendo a un local donde había música en vivo. Una vez que estábamos adentro, el ambiente era bastante formalote. Los tipos de pantalón de vestir y saco, las señoras de trajecito, y el más joven tenía unos 38 años. Se nos acercó un security a invitarnos a que nos acercáramos a la ropería. Allí fuimos gentilmente invitados a cambiarnos (ellos nos proporcionaban la ropa), o bien a retirarnos. Evidentemente, nos quedamos! Terminé de vaquero, remera con un saco arriba y unos zapatos talle 46 aprox. Tomamos algo y nos fuimos rápido. El local estaba bastante bueno, pero creo que estaba más enfocado a gente más grande. 

Un año y medio después de haber escrito esta entrada, acabo de descubrir que el local se llamaba Readhead Piano Bar. Yey!

La yapa
Creo que fue en Chicago, aunque no lo recuerdo muy bien. Haciendo uso de la garra charrúa y de la viveza criolla, se me ocurrió "violar una regla". Me colé en el metro (teniendo en mi bolsillo la tarjeta para viajar). En realidad, aproveché la misma pasada de molinete de entrada. Después anduve perseguido como por dos horas! 

Me olvidé de todo esto
Una de las cosas a las que me sometía al escribir estas líneas, era a olvidarme de contar algunas cosas, por o cual, todo lo que se me vaya ocurriendo no lo voy a relatar en un nuevo artículo, sino en esta sección.

Una de las dos noches que pasamos en Chicago, fuimos a tomar algo al Hard Rock Café. En realidad, pasamos primero por la tienda de souvenirs a comprar algunos recuerdos (en mi caso una remera) y chusmear un poco. Sin embargo, el café estaba al lado y tenía un ambiente espectacular. Entramos a ver qué onda. Era un local grande (enorme) y con dos niveles. El otro día estaba intentando acordarme si tocaba una banda en vivo o no. No pude. Me acuerdo que tomamos unos caliboratos y seguimos viaje. Altamente recomendable si alguien anda por ahí.

También Chicago supo conocer mi destreza como patinador en hielo. Cual gacela en la sabana, supe deslizarme por el gélido mar blanco y sacarle chispas con mi velocidad. En realidad, no fue tan así. Lo cierto, es que botijas de cinco o seis años pasaban como pedo por al lado mío como si patinar fuera tan fácil como caminar. Me sentí humillado. Por algún lado andan algunas fotos, pero el lector jamás las conocerá!



domingo, 24 de junio de 2012

Chicago, "The windy city" - Parte 4

Antes de leer lo siguiente, debes saber que es la continuación de:
http://mathiasonthetrip.blogspot.com/2012/06/chicago-windy-city-parte-3.html

Creo que íbamos por el día tres!


Para desgracia mía, ese día no nevó, por más que aún quedaba un poco de nieve en las calles. El día estuvo realmente soleado, supongo que habrían unos -4 o -5 grados. El plan del día se iniciaba en "Navy Pier". Es un paseo que se encuentra en la rivera del lago Michigan. Hay un pequeño puerto (como su nombre lo indica), una rueda gigante y distintas esculturas que dan ganas de fotografiar. Desde arriba de la rueda gigante se pueden ver paisajes realmente espectaculares de Chicago. Adjunto una foto (no mía) que más o menos describe lo que se ve.




En fin, es un paseo divertido para hacer con amigos y es de los infaltables en caso de ir varias a la ciudad.


Luego de un almuerzo por alguna cadena de restaurantes internacional, el último paseo en Chicago era ir a un acuario. Puntualmente al John G. Shedd Aquarium. Mirando en el maps de google, acabo de darme cuenta que está realmente cerca de Navy Pier. Supongo que habremos ido en metro, pero la distancia (a lo sumo) será de dos kilómetros por la S Lake Shore Dr. Al igual que Navy Pier, el Shedd Aquarium está en la costa de lago Michigan.


La experiencia fue inolvidable (como muchas del viaje). Creo que en mi vida nunca había ido a un acuario, o por lo menos, no lo tengo grabado en mi memoria. Existen muchíiiisimas especies de peces y animales del mar en espacios realmente grandes. Al igual que nos pasó cuando fuimos al Field Museum, no nos dio la tarde para recorrerlo completo. Para quienes puedan ir alguna vez, recomiendo un lugar central del acuario, donde hay una pileta redonda que es GIGANTE. Se puede caminar los 360 grados alrededor de la misma y ver todo un ecosistema que vive adentro. Hay una tortuga de tamaño colosal, que todavía no entiendo como hace para moverse. Los empleados del acuario permiten que te saques fotos e incluso tengas contacto con algunas de las especies. Como buen niño chico, me saqué el gusto de tocar una estrella de mar. Una boludez, como tantas otras, pero estuvo simpática. Por otra parte, hay recreaciones de submarinos a las que se puede entrar a conocer. Podíamos haber ido también a un show con delfines y no sé qué más, pero había que abonar como 20 o 30 dólares adicionales. No lo hicimos.


A esa altura de los acontecimientos, la experiencia por Chicago estaba llegando a su fin. Teníamos pasajes para Kansas City, Missouri para las 9 pm, por lo cual, debíamos aprontar todo para seguir la recorrida. Al igual que cuando llegamos, utilizamos el metro para ir del hostal al aeropuerto.


Podría pensarse que la historia termina acá, pero no!
En una de las entradas anteriores, mencioné nuestra ida al John Hancock Center, con la cafetería con vista panorámica. Allí se me ocurrió comprar una de esas bolas que tienen un paisaje en su interior, y que cuando las das vuelta parece que cae nieve. Ni idea si tienen algún nombre o no. Inexperto yo, se me ocurrió ponerla en la valija de mano. Grave error. El que tenga UN vuelo arriba, sabe que ese tipo de cosas no deberían ir en el carry-on. Cuando estábamos pasando por los detectores de metales, me frena uno de los tipos encargados de la seguridad, me pide que le de la valija y, guantes en mano, la comienza a inspeccionar hasta que obtiene lo que buscaba, mi recuerdo del Hancock Center! Acá viene mi "iluso - parte 2", cuando veo lo que era, alargo la mano (pensando que me lo iba a devolver) hacia la bola con efecto de nieve. Acto seguido, el tipo me la aleja con cara enojada y la expresión "DON'T TOUCH!". Y bueno, ta, tuve que regalarsela!


Me fui de Chicago con la sensación de que es un lugar al que tengo que volver.


Si bien terminé el relato de mis tres días en Chicago, dejo los siguientes puntos (a modo de recordatorio) para relatar en próximas oportunidades:
- Las corridas por el aeropuerto de Miami.
- El problema de la valija al llegar.
- La noche en Chicago.
- Burritos and Margaritas.
- Esmeralda.
- La salida de gala.

viernes, 22 de junio de 2012

Chicago, "The windy city" - Parte 3

Antes de leer esta parte, te comunico que es la continuación de otras dos. Este es el link a la parte 2 de Chicago:
http://mathiasonthetrip.blogspot.com/2012/06/chicago-windy-city-parte-2.html

A partir del día siguiente, fue cuando realmente nos empezamos a mover por la ciudad. Si bien en el día 1 de nuestra estadía en Chicago nos dedicamos a conocer, y caminamos bastante, a partir del segundo día comenzamos a utilizar el metro.

Acá viene mi primer consejo: Si van a una ciudad grande, por varios días, averigüen si no existen tickets semanales para el metro, o cosas similares. Nosotros sacamos un ticket válido por una semana (o cinco días, no recuerdo) y lo utilizamos para todos los viajes que necesitamos hacer, sin pagar un dólar de más. Es independiente de la cantidad de veces que subas o trasbordos que hagas.

Volvamos al viaje. El segundo día fuimos a la Sears Tower (o Willis Tower). Es muy similar a lo que habíamos hecho la noche anterior, salvo que esta vez subimos al piso 103. Algo que tiene, bastante interesante, es que el ascensor utilizado para subir tiene una pantalla tipo LCD donde te indica el piso actual y va comparando la altura en la que estás, con edificios igual de altos. Ponele, cuando llegás al piso 100, te dice que estás a la misma altura que el techo del Empire State. En el piso 103 hay una panorámica gigante de toda la ciudad. Como era de día, pudimos apreciar mucho de la ciudad, en toda su extensión. Es realmente recomendable. Como yapa, el edificio tiene salientes en ese piso, con el objetivo de que te saques fotos y parezca que estás suspendido en el aire. Algo así:



Casi todos los edificios o lugares recreativos tienen en su interior amplios espacios de compras, donde te podés llevar desde un simple llavero, hasta réplicas (en este caso del edificio) de 60 o 70 cms. Lo loco, es que para salir del edificio si o si necesitabas pasar por ese lugar, no ofrecían otra salida. Es como cuando llegás al aeropuerto después del viaje y quieras evitar pasar por el Free Shop. No podés!

Continuamos la recorrida por el Field Museum. Tiene muchos esqueletos de dinosaurios, incluso, la reconstrucción más grande (más completa y mejor preservada) del mundo de un 
Tyrannosaurus Rex. Por momentos me hizo acordar a la película "Una noche en el museo", sobretodo por la disposición de los elementos a la entrada del edificio. Pero no tiene únicamente esqueletos, también incluye reconstrucciones de cómo se verían algunos animales prehistóricos en su hábitat natural, así como referencias a la cultura indígena, nativa de las tierras estadounidenses. Como en gran parte de los museos visitados, incluye ciertas peceras con animales marinos, aunque eran los menos. También había referencias a algunos elementos silvestres, pero no me acuerdo mucho, así que no voy a entrar en detalle. Lo cierto es que estuvimos algunas horas adentro del museo, y cuando salimos, nuevamente era de tardecita y el sol ya se estaba ocultando. Era complicado acostumbrarse al horario!

Lo último es la referencia a Subway. Si bien ahora están abriendo algunos locales más en Montevideo, y ni que hablar que conocía de su existencia, fue en Chicago donde por primera vez comí en ese lugar. Cuando estás en el exterior, no tenés ganas, ni tiempo ni lugar donde cocinar, Subway rinde como loco. Comés bien, sano, barato y las bebidas tienen refill gratis. Fue uno de los lugares a los que más fuimos a comer.

Terminé por hoy!

Chicago, "The windy city" - Parte 2

Lo que leerás a continuación, corresponde a la segunda parte de:
http://mathiasonthetrip.blogspot.com/2012/06/chicago-windy-city-parte-1.html

Chicago es una ciudad increíble. Quizás se deba a que era la primer ciudad a la que llegábamos, o quizás es increíble realmente. Tendría que volver a ir y redescubrirla. Junto con New York (también volvería a Orlando), es una ciudad en la que me quedaron muchas por hacer, muchos lugares por conocer y a la que sin dudar, volvería a ir.


Si no recuerdo mal, habremos estado cuatro o cinco días. Apenas llegamos, como mencioné en el artículo anterior, comenzó a nevar, no mucho, pero hacía bastante frío. Dejamos todo en el hostal y salimos a caminar bajo la nieve. Dejo constancia que el orden del relato puede no corresponderse con el orden real de los acontecimientos, aunque intentaré respetarlo lo más fielmente.


Empezamos a caminar por una avenida bastante principal. No me daban los ojos para mirar todos los edificios y paisajes. Tampoco me daba la cámara para sacar tantas fotos. Pese a que lo intuía, me llamó mucho la atención la diferencia del skyline de las construcciones de Chicago, respecto a las de Montevideo. Edificios de 60, 80 pisos eran habituales y los había por todas partes.


En un momento llegamos una plaza con pista de patín. No, no patiné (en esa!). Igual, es anecdótico el hecho, pues en realidad, quería hacer mención a un "monumento" (por no encontrarle una mejor definición) llamado "Cloud Gate" (puerta de/hacia la nube). Agregué una foto de las que saqué allí. Es cuando menos raro. Al observar detenidamente el monumento, se puede apreciar el reflejo de los edificios vecinos.




Dicho esto, sigo la historia.
Continuamos el recorrido. Creo que a esa altura ya habíamos pasado por Starbucks. Para quien no ha tenido la experiencia, es una cadena de cafeterías internacional, que durante el viaje se nos volvió casi un amigo de ruta (más que un amigo, un hermano). Tal vez por el frío, por la necesidad de tomar algo caliente, o nomás por lo rico que era el café y el chocolate, lo cierto es que supimos ir hasta dos o tres veces por día durante todo el viaje. Hay tres tamaños de café (el venti creo que era el más grande) y bastante variedad de tipos y sabores. Para sacarse el frío, puede agregársele uno, dos o hasta tres shots al café. En fin, altamente recomendable. Y si te pudrís de tomar café, el chocolate caliente de Starbucks es MUY rico (sobretodo si hace frío). A Uruguay no ha llegado aún. Habría que hacer una fuerza para traerlos!


Continúo. A esa altura eran como las 4 pm y ya notábamos que estaba anocheciendo. También notamos que no habíamos almorzado aún, por lo cual, empezamos a buscar algún lugar para calmar al estómago. Entramos en un lugar cercano al Hard Rock Café de Chicago. Si el lector es impaciente, se preguntará por qué carajo dedico tantas líneas al almuerzo. La razón es simple. Los mozos en Estados Unidos son amables, MUY amables, quizás, demasiado amables, atentos y efusivos. Me explico. Apenas entrás a un lugar a comer, ya te preguntan cuántas personas son y te dirigen a una mesa acorde. Te traen la carta. No pasaron cinco minutos, que ya viene el mozo a ver si decidiste qué vas a comer (así el lugar esté vacío y no haya nadie para atender, o que hubiera necesidad de vaciar las mesas rápido). Evidentemente, acostumbrados a los bares uruguayos, nosotros aún no habíamos ni empezado a mirar el menú. Hasta que no les decís qué vas a comer, cada cinco minutos vuelven a ver si decidiste o no. Uno podría pensar que cuando te traen la comida detienen su actitud y te dejan comer tranquilo. Pero no. Cada poco rato vuelven a ver si todo está OK, o si precisás algo. Al principio, es hasta gracioso (por la diferencia del servicio respecto al uruguayo), pero después comienza a molestar un poco. No digo que sea bueno o malo el servicio o la atención, de hecho, se notaba que los mozos se preocupaban de que todo estuviera bien, pero fue una de las pocas diferencias culturales que me chocó o por lo menos, me resultó llamativo.


Esa misma noche fuimos al John Hancock Center. No voy a subir ninguna foto, porque no salieron muy bien. El interesado puede googlear un poco. Para resumirlo, es una de las torres más altas de Chicago. En su momento, fue el rascacielos más alto del mundo (fuera de New York). Subimos al piso 95, donde hay una cafetería con vista panorámica. Te sentís en el techo del mundo, pero te das cuenta también de lo chiquito que sos. Aprovechamos para sacarnos el frío tomando algo, compramos algunos recuerdos (de hecho, un recuerdo de esos me lo sacaron en el aeropuerto, después cuento mejor) y seguimos viaje. Y así terminamos el día. En la vuelta al hostal, vimos ardillas correteando en la nieve y subiéndose a los árboles. Otra boludez, pero me resultó simpática.


Voy dejando por acá. Después sigo.

Chicago, "The windy city" - Parte 1

Un lector perspicaz, viendo la sección de aeropuertos visitados, podría pensar (o al menos esperar) que la primer entrada referente a viajes, hablaría de New York City. O al menos, si yo estuviera leyendo el blog de otra persona, pensaría así. 
Una ciudad con millones de personas, cientos de culturas conviviendo en un mismo lugar, movimiento permanente, centro mundial, seduce a cualquier escritor, aún a los más inexperientes (like me!). 
Aquellos más enamorados de los paisajes, o de las playas, intuirían que Playa del Carmen es el primer destino, el elegido. Por sus paisajes, por su historia, por las ruinas y construcciones pertenecientes a la Riviera Maya, en fin, por todo.
Sin embargo, los relatos comienzan por Chicago, la ciudad de los vientos/ventosa (the windy city).


Chicago - The windy city
Todo empezó en la ciudad de los vientos, por allá por Enero/2011. 
Ubicada al norte de Estados Unidos (en el estado de Illinois), al borde del Lago Michigan, se encuentra la ciudad de Chicago. Según wikipedia, cuenta con aproximadamente 3 millones de habitantes (casi tanto como Uruguay!), siendo la tercer ciudad del país con más población.


Para el que no conoce, o no ha visto ninguna foto, les regalo esta panorámica:




El plan original de las vacaciones era recorrer la costa este de Estados Unidos, por eso decidimos ir a la ciudad de los vientos. Aunque para ser sincero, no conocíamos demasiados detalles de la ciudad, ni qué se podía hacer allí. Lo cierto, es que nos esperaba una temperatura MUY inferior a la que había en ese momento en Montevideo. Pasábamos de 25 o 30 grados del verano uruguayo, a los -10 o -15 grados del invierno estadounidense.


Los avatares del primer vuelo, check-in y las corridas por el aeropuerto de Miami, formarán parte de próximos relatos.


Lo cierto, es que un 7 de enero de 2011 estábamos llegando al aeropuerto internacional O'Hare, grande por donde se lo mire. Un primer detalle en la historia, es que el aeropuerto cuenta con salidas de metro desde una terminal, a la que se accede sin tener que salir del aeropuerto. Cosa rara para alguien que no está acostumbrado. Un viajero con miles de millas encima quizás lo considera una pelotudez digna de un pelotudo importante, pero para mi fue todo una experiencia.


En síntesis, me pasó de subirme a un avión en Montevideo, bajarme en Miami, correr en el aeropuerto de Miami con la valijita de viaje (carry-on). Abordar un segundo avión hacia Chicago. Llegar a Chicago. Recuperar las valijas. Abrigarme como quien llega al Polo. Caminar por el aeropuerto. Llegar a una terminal de metro. Subirme a un metro. Empezar la aventura.


Nos alojamos en un hostal en el barrio griego de Chicago, que es realmente vecino al centro de la ciudad. Para fortuna nuestra, el metro nos dejaba a tres o cuatro cuadras del hostal. Luego de un pequeño incidente con las valijas (que en algún otro cuento relataré), comenzamos a caminar por las calles de la ciudad. Perdón, por las calles nevadas de la ciudad. Si bien no era LA nevada, alcanzó para cumplir mi ilusión de ver nieve y de ver nevar (no podía anticipar tampoco las nevadas que viviríamos semanas después!). Pese a que sabía que me esperaba una ciudad grande, con tamaños y proporciones muy distintas a las de Montevideo, me pasó de levantar la vista mientras caminábamos, y sorprenderme por la altura de los edificios céntricos (vale aclarar que la Sears Tower estaba bien cerca y es altísima, si no le erro, durante un tiempo fue el edificio más alto del mundo, aunque capaz estoy diciendo cualquiera!).


Hacía frío. Realmente.
Sin embargo, no era un frío húmedo como el que acostumbra a sentirse en Uruguay, sino que era seco. Y la diferencia es notoria. Salvo gorro y guantes, no llevaba más abrigo que el utilizado para soportar los inviernos locales. Creo que vivir a -15 grados en Montevideo se haría insoportable.


Corto la primer parte por acá, con la promesa de continuarlo en las próximas horas!

jueves, 21 de junio de 2012

Presentación

Para los que no me conocen (mucho), una de mis principales características es la pasión por la lectura. Tengo en mi haber algunos logros interesantes, como leerme "El señor de los anillos" en quince días (teniendo 13 o 14 años), terminar libros de 600 páginas en una noche, y locuras similares. Me pasaba de agarrar un libro, empezar a leerlo, y si me colgaba con la historia, no podía soltarlo.


Sin embargo, desde hace algunos años, entre facultad, trabajo y otras yerbas, me ha costado sentarme a leer (aunque eso no impidió que siguiera comprando libros para cuando tuviera tiempo). También he descubierto que me gusta escribir, quizás escritura y lectura sean gustos que vayan de la mano, nunca lo analicé. Salir de la programación, de la matemática y escribir algo, es algo que tengo pendiente desde hace bastante.


Finalmente, a partir de un viaje a Estados Unidos y México, a principios del año pasado, descubrí otra cosa que me apasiona: Viajar!
Salir sin responsabilidades, conocer lugares nuevos, gente nueva, culturas, idiomas, acostarte a dormir pensando qué cosa distinta vas a hacer al día siguiente (en lugar de acostarte pensando que te tenés que levantar temprano para ir a trabajar), es algo que no tiene precio (en realidad lo tiene si, y es caro, pero vale la pena!).


Entonces, para no aburrir, se me ocurrió utilizar un Blog, para contar historias. Para relatar paseos. Para recomendar lugares. Para recordar y compartir anécdotas. Para subir fotos. Pero también, para matar las ganas de escribir. Para rememorar esos momentos. Para mantenerlos vivos y tener ganas de más. 


En fin, espero que si en algún momento y por simple casualidad, alguien lee estas líneas, no se aburra pronto y pueda sacarle un mínimo de provecho o alguna utilidad. Yo, al menos, ya lo hice tan solo con escribirlo.