sábado, 29 de septiembre de 2012

New York City - Parte 8

Viajar envicia. O por lo menos, a mi me ha enviciado. Te queda siempre esa sensación de que fue poco y ganas de más, de conocer más, de recorrer más, de disfrutar más. Nunca parece suficiente, por más cansado que estés, mientras estás de viaje, cada mañana amanecés con energías renovadas y salís a la calle como si fuese el primer día. En este blog me he propuesto, entre otras cosas, relatar mis viajes y experiencias vividas. Este post es el octavo correspondiente a la ciudad de New York. En los primeros seis, encontrarás relatos correspondientes a mi primer viaje, en Enero de 2011. A partir del séptimo, lo vivido en Setiembre de 2012. Si querés leer el post anterior, hacé click en el siguiente link:



Estábamos en el primer día. Habíamos intentado conseguir descuentos para ver Zarkana, del Cirque du Soleil y no habíamos tenido éxito. Pasamos más de una hora (quizás dos) en esos trámites y no estábamos demasiado contentos con los resultados obtenidos. En el viaje entre Miami y NYC, habíamos hecho una lista de cosas por hacer en los pocos días de visita, y cada hora que pasaba, era (potencialmente) un lugar menos a visitar. A esa altura serían aproximadamente las 5 pm. Nos habíamos movido principalmente por la zona del Times Square, cerca del Rockefeller Center y del Radio City Music Hall. Nuestro listado de tareas incluía la visita al Museo de Cera Madame Tussaud's, que se encontraba realmente cerca de nuestra ubicación, por lo cual, fuimos hacia allí.

Visitar USA, siendo turista latinoamericano, tiene una desventaja: los precios. Cualquier museo, acuario o lugar turístico que quieras visitar, no te baja de los u$s 30 la entrada. Quizás para ellos es un precio razonable, pero bueno, para quienes vivimos de este lado del Ecuador no resulta demasiado barato. Aún así, compramos las entradas correspondientes y fuimos a visitar a ver qué onda. Ya de primera, te espera una estatua de Morgan Freeman en la entrada, invitándote a pasar. Es asombroso el nivel de detalle de las mismas; si bien en algunas es sencillo darse cuenta que no son reales, existen otras que perfectamente te las podés confundir con el famoso de turno. Dejo algunas fotos que ilustran mis comentarios:



Además de las esculturas, también hay algunas cosas más para ver. Hay un tipo disfrazado, simulando ser una estatua que cuando pasás por al lado te asusta, pero además, te reta a pasar por un pasillo, donde intentan (básicamente) asustarte: salen manos de las paredes, está todo oscuro, hay ruidos de repente. En un momento se me enfrío el pecho y me dio cuiqui entrar, después junté coraje y lo hice. En realidad, entré porque sino iba a resultar ser menos valiente que cuatro o cinco minitas que SI entraron. También (como en todos lados) te podés comprar recuerdos del lugar y, como yapa, podés ver una "obra" de "cine" (con los personajes de "The Avengers") creo que 4D. Los únicos efectos multilocos, es que te salpican con agua en un momento y del respaldo del asiento sale algo (tipo un pincho) que te da un golpecito en la espalda. Nada muy disparatado, aunque bien por el intento.

Cuando salimos del museo, pasamos por Macy's, autoproclamada como la tienda más grande del mundo. Es groseramente grande. Tiene como nueve pisos, donde podés encontrar ropa y accesorios de cualquier marca, aunque si se quiere conseguir buenos precios, capaz sea mejor ir a un Outlet. Una curiosidad del lugar, es que cada piso tiene un 70% de cosas para mujer y un 30% de hombre, pero además, en todos los pisos siguen la misma distribución. Por decir un bolazo, si va una mujer a Macy's, tiene que ir al sector Norte, mientras que un hombre, debería ir al sector Sur. Es un ejemplo choto, únicamente para ejemplificar la distribución. Tiene múltiples escaleras mecánicas y ascensores. De hecho, si no estoy equivocado, en los pisos superiores del edificio (encima de la tienda), hay viviendas. Pasamos un buen rato recorriendo el lugar. Como nuestra intención no era comprar, sino más bien recorrer, anduvimos rápido. Aún así, para ver toda la tienda, tenés que pasar un par de horas.

A esa altura ya era de noche. Instintivamente volvimos al Times Square, que oficia de imán, siempre terminás ahí parece. Como ya estaba picando el hambre, buscamos algún lugar para cenar. Intentamos ir al Hard Rock del Times Square, pero estaba repleto de gente y nos fuimos. Por otro lado, yo andaba con ganas de ir a Pizza Hut, por lo cual, consultamos el GPS y fuimos al más cercano. Al llegar, vimos que era un T.G.I. Friday's, que además tenía un cartel de la pizzería afuera. Entramos. Nos ubicamos. Al ver el menú, nos percatamos que habíamos sido vilmente engañados, no había nada de Pizza Hut en ese menú. Los precios estaban medio caros para lo que teníamos planeado gastar y nos demoraron pila de rato en traer el pedido. No fue una buena elección comer ahí, definitivamente.

La jornada terminó dando vueltas por Manhattan y volviendo, cansados (muy mucho) a Astoria, Queens.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

New York City - Parte 7

Tal vez sea complejo por vivir en una ciudad relativamente chica, o un país enano al lado de dos gigantes, pero sea lo que fuera, no me voy a cansar nunca de ir a New York. Como dijo un uruguayo la primera vez que fui, todos los días conocés algo nuevo, todos los días vez algo diferente, es una ciudad que no te deja de sorprender.

Cuando comencé a escribir estos relatos, mi objetivo era poder volver a viajar al poco tiempo de haber terminado de escribir todo, de forma de nunca detenerme en la escritura. Sin embargo, se combinaron dos asuntos que impidieron que esto pasara: el primero, se me complicó para escribir (mitad por boludo y mitad por tener otras cosas para hacer) y el segundo, porque a finales de agosto salió un viaje relámpago a NYC que alteró todo el cronograma que me había armado.

Este post corresponde a una serie perteneciente a la ciudad de New York, siendo el séptimo de su linaje. Los primeros seis se corresponden a mi primer viaje a la ciudad, en enero de 2011. A partir del séptimo y de ahora en más, relataré mis experiencias de mi segundo viaje, en el verano neoyorkino, 2012. Si querés leer los anteriores, pasá por:



Viajar a NYC, si se va por American Airlines, implica pasar por Miami. Llegamos a eso de las 5 AM al aeropuerto de la ciudad. Quizás por las ansias del viaje, quizás porque viajás incómodo como en un 149 a las seis de la tarde con destino Mendoza, lo cierto es que casi no pegué un ojo en toda la noche y estaba un tanto abombado (más de lo habitual!). Cuando hicimos los trámites de inmigración, me toca una minita con pinta latina, y nombre yanqui, con lo cual, apliqué la misma táctica del viaje anterior: le hablé en español. Me respondió en inglés. Evidentemente, no empezaba bien el día. Como siempre, me pidió que pusiera todos los dedos sobre el scaner que tienen, me preguntó para qué iba, cuanto tiempo y todos los papos, hasta que se dió cuenta que no había terminado de completar el formulario de ingreso, lo cual me hizo notar. Divino. Le pido una lapicera. La muy HDP, me mira seria y me dice que si, pero que tiene cargo (wtf! pensé yo, me cobra por usar dos minutos una la lapicera?!?!?!). Retrocedo, en búsqueda de una lapicera "without charges", a lo que me responde: "I'm joking" y me extiende la lapicera. Humillación miamesca a las 5 AM, tremendo arranque de jornada.

Luego del owned más grande del año, trasladamos las valijas para que las despacharan hacia New York y nos quedó un rato libre. Rato libre, un año y medio sin pisar USA hacía que  inexorable e inevitablemente se me cruzara una única palabra por la mente: Starbucks. Ya habíamos desayunado abundantemente bien en el avión, pero hay que resistirse al Caramel Macchiato! Aprovechamos para tomarlo, comiendo una especie de brownie de banana (creo) en la salida del aeropuerto, donde ya se notaba la temperatura calurosa que íbamos a buscar. Pasar de los 10 grados de Montevideo a los 25 grados de Miami a las 5 AM era una sensación gloriosa.

Una vez culminado el café, nos dirigimos hacia el lugar donde salía nuestro avión. En el camino, tal como pasa en Carrasco, nos cruzamos con un monumento (escultura? obra?) de un avión, colgado en uno de los pasajes de la terminal. Se me ocurrió fotografiarlo de abajo, para que se notara completo, por lo cual, debí acostarme (literalmente) en el piso del pasillo, para obtener la toma correcta. Aparentemente algún gil se rió (ni me enteré), pero no me conocía nadie, así que poco me importó. La dichosa foto es:


Seguimos viaje. En el avión, optamos por decidir qué paseos haríamos en nuestra estadía y cumplida esa tarea, miramos el primer capítulo de Breaking Bad (no subtitles), como para ir acostumbrando la oreja. Llegamos a NYC, pero con una diferencia con respecto al viaje anterior, esta vez llegamos en avión (la anterior en bus desde Boston). La vista es asombrosa, espectacular, me quedo corto en adjetivos si quiero describirlo. Por otra parte, en lugar de ir por el aeropuerto JFK, esta vez llegamos desde el aeropuerto de LaGuardia (LGA), mucho más chico que el Kennedy, pero sobre todo, mucho más cerca de nuestro destino, dado que nos hospedábamos en Astoria, Queens.

Luego de algunos incidentes menores (no encontrábamos a los dueños de casa), logramos entrar las valijas al apto y aprontarnos para salir. Esta vez iba preparado, llevé la camiseta del glorioso Peñarol a pasear por la gran manzana y la saqué a relucir el primer día.

Tal como nos había sucecido en el viaje anterior, el primer destino fue el Times Square. Previo a esto, y como supe aconsejar en uno de mis primeros posts, sacamos la free pass de subte, te despreocupás de andar sacando boletos y viajás todas las veces que querés por algunos dólares. En fin. Es inexplicable la diferencia entre NYC en verano y en invierno, la vez anterior con -10 grados y ahora con 30, la cantidad de ropa menos que precisás, la facilidad que tenés para moverte. Se vuelve mucho más transitable la ciudad en verano, por más que haya más gente en las calles y respirás felicidad (estoy hecho un poeta!). 

Luego de dar algunas (varias) vueltas por el Times Square (y de consumir un refrigerio de Starbucks), arrancamos hacia el Rockefeller Center, donde nos llevamos una mayúscula sorpresa. En el invierno de 2011, habíamos visto una pista de patinaje sobre hielo en la base de uno de los edificios, con una escultura dorada y banderas de países de todo el mundo a su alrededor. Ahora en cambio, había un espacio vacío, con algunas mesitas de algún café cercano. Pero nada de hielo, ni de patinaje, ni escultura, ni banderas, nada. Estuvimos un rato largo discutiendo y caminando alrededor del edificio para convencernos que estábamos en el mismo lugar. A los pocos días, nos enteramos que aparentemente, arman esa estructura para invierno y la desarman para el verano. Muy loco.

Uno de los objetivos que nos habíamos propuesto en el viaje era poder ir al Radio City Music Hall, al espectáculo Zarkana, del Cirque su Soleil. Sabíamos que a través de internet, se podían conseguir promociones especiales, de forma de ahorrar algunos dólares, o por el mismo precio, tener localidades con buena visibilidad. Días anteriores, ya habíamos encontrado una página con un código, que era el que permitía un descuento de 50% en la web de compra de tickets. Nos detuvimos en la puerta de un Starbucks a garronear internet e intentar acceder a ese código. No había forma. Conseguimos otros, pero no eran tan buenos y terminabas pagando una torta de guita.

Finalmente la búsqueda resultó infructuosa, con lo cual, decidimos ir al teatro a averiguar cómo era la movida y ver si podíamos tener algún descuento o algo. Nada. Alta decepción. Luego de varias horas, el Cirque du Soleil nos había vencido y nos quería hacer abonar el precio total, sin descuento. Optamos por esperar hasta la noche e (computadora mediante) intentar nuevamente. Pondría alguna foto del Radio City Music Hall, pero creo que en post anteriores ya lo hice.

Este post finaliza por acá. En el siguiente, relataré nuestra visita al museo de cera, Madame Tussaud's  Gracias por llegar hasta acá!

domingo, 9 de septiembre de 2012

New York City - Parte 6

Fallé, me había propuesto escribir de forma constante e ininterrumpida hasta contar todas mis experiencias. No lo logré. La facultad, el trabajo, y algunos otros menesteres me impidieron ser constante en la tarea. Si había algún lector asiduo, las disculpas del caso. Hechas las aclaraciones, prosigo.

Este post corresponde a mis experiencias vividas en la ciudad de Nueva York. Hasta ahora, se basaban en un único viaje realizado en el mes de Enero de 2011. Sin embargo, surgió uno nuevo a fines de Agosto, que fue medio relámpago, tanto en duración como en la toma de decisiones; en menos de 10 días surgió la idea, compramos los pasajes, viajamos y volvimos a Montevideo. Ya contaré más detalles, no quiero perder el hilo del blog. Este post entonces, viene a ser el número 6 correspondiente a New York City. Si querés acceder al post inmediato anterior, hacé click en:


Saliendo del Central Park, nos encontramos con un puesto de venta de productos Apple. Puede parecer poco interesante que cuente esto, me explico con una foto:


Esa es la entrada. Puede verse una escalera hacía un piso inferior. Todo el local (que es gigante!) está en un primer subsuelo, al cual se puede acceder bajando la escalera que se aprecia en la foto, o mediante un ascensor (que no se ve muy bien). Después de esto, no hay mucha magia, es un local de Apple donde se puede encontrar de todo, IPods, IPads, IPhones, accesorios, etc, etc, etc.

Continuamos la caminata. Era hora de llegar al Radio City Music Hall. Lo vimos por fuera (en el segundo viaje entramos). Wikipediando un poco, veo que está considerado como el teatro más importante del país (por ende, estimo que ha de ser uno de los teatros más importantes del mundo) y es apodado como Showplace of the Nation. La capacidad de este animalito es de unas 6.000 personas. Dejo una panorámica para que se hagan una idea:



En próximos post, cuando relate mi segundo viaje, describiré un poco más el teatro y el espectáculo que fuimos a ver (Zarkana, Cirque du Soleil).

El teatro está ubicado en el predio del Rockefeller Center. Tal como son la mayoría de las cosas en USA, el Rockefeller Center es enorme. Es un complejo de 19 edificios comerciales (la mayoría altísimos) en Midtown Manhattan. Fue construído por la familia Rockefeller por la década de 1930. Muchos de los edificios contienen agencias de prensa, bancos, tiendas importantes y teatros. Es un gran atractivo turístico de la ciudad y fue reconocido como National Historic LandMark en 1987. En nuestro primer viaje era pleno invierno y en la base de uno de los edificios habían armado una pista de patinaje sobre hielo, con una escultura dorada en uno de sus costados. La pista estaba rodeada múltiples banderas de países (estimo que estaría la bandera de todos) y en uno de sus laterales había un negocio de LEGO que era impresionante. Había obras (no encuentro otra palabra mejor) que tendrían miles (por no decir millones) de fichas: castillos, dragones, personajes famosos e incluso habían construido el mismo Rockefeller Center, en fin, quienes las hayan hecho son unos grandes.

Seguimos viaje. Esa misma tarde fuimos al Brooklyn Bridge. El puente une los distritos de Manhattan y de Brooklyn en New York City. En su momento, fue catalogado como el puente colgante más largo del mundo, midiendo 1.825 metros de largo. Es un símbolo (otro) de la ciudad y se utiliza habitualmente en postales o fotos para hacer referencia a la misma. Para el que no lo ubique aún, les dejo una tremenda foto del puente:



Lo recorrimos de inicio a fin y obtuvimos grandes panorámicas, tanto del puente, como de Manhattan. La vista desde el BB es asombrosa y altamente recomendable.

La estadía en New York City estaba terminando ya. De todas formas, esa misma noche y acompañados por otro uruguayo, residente en NYC (y que nos dio alojamiento en ambos viajes :D), hicimos algunos paseos bastante "exóticos" que detallo en breves líneas. 

- Conocimos una playa neoyorkina durante la noche. Ni idea si en verano se bañarán ahí o no. Fue bastante bizarro caminar sobre la arena cubierta de nieve, pero estuvo realmente bueno y es algo que sin ir con alguien que conozca, es difícil encontrar.
- Fuimos a la zona rusa de la ciudad. Entramos a un supermercado ruso, repleto de especialidades locales y productos típicos. Era un súper común y corriente, con la excepción de que la mayoría de las personas hablaban algo inentendible y muchos productos no tenía ni idea qué eran (y sus carteles no ayudaban en lo absoluto!).
- Pasamos por el barrio judío. En esa zona, todas las personas que nos cruzamos eran judíos ortodoxos, los hombres con su típico peinado y rulos oscuros, mientras que las mujeres iban vestidas de largo y formales.
- Finalmente, fuimos a una zona donde todos los habitantes eran de tez oscura. No sé en qué parte de la ciudad estábamos en ese momento.

Finalmente, no tenía idea que estuviera tan dividida la ciudad según la procedencia y características culturales de sus habitantes. Me llamó bastante la atención, pues si bien sabía que NYC era una ciudad altamente poblada por inmigrantes, no imaginaba que estuvieran tan segregados (o autosegregados, desconozco).

En síntesis, confirmé mis pronósticos, New York City es el mejor lugar para vivir y altamente recomendable para visitar. En el próximo post, espero contar la experiencia vivida hace algunas semanas.