domingo, 20 de julio de 2014

Berlín, Alemania - Parte 6

Es cómico. Alemania se consagró como campeón del mundo por cuarta vez en su historia y, mientras veía sus festejos por el centro de la ciudad, iba reconociendo varios de los lugares visitados y posteriormente relatados en esta bitácora. Asimismo, estando precisamente en Berlín, me compré la camiseta de Die Mannschaft (así se conoce a la selección alemana). Luego, durante el mundial, comencé a escribir sobre Berlín... Así que, no es que me crea cábala, pero si algun país (de los que clasifique a Rusia 2018) me financia el viaje un par de meses antes del próximo mundial, con gusto iré a visitarlos, me compraré su camiseta y escribiré mis relatos en esta bitácora.

En el final de la entrada anterior habíamos quedado, literalmente a punto de llegar a una isla. Si querés saber el por qué, entrá al siguiente link:


Estábamos en Mitte, el centro de la ciudad, caminando por Unter den Linden. Sobre este bulevar existen numerosos museos, bancos, restaurantes y sitios de interés. Asimismo, tal como indica su nombre en alemán, el bulevar está decorado con cientos de árboles de tilo, que hacen de este bulevar un paseo ineludible en Berlín.

Un poco antes de llegar a la isla de los museos, está el Deutsches Historisches Museum (Museo Histórico Aleman). Entramos al mismo únicamente a curiosear y vimos un lugar ciertamente grande y según recuerdo, un tanto lúgubre. Dado que nos quedaba poco tiempo en la ciudad y varios destinos por recorrer, decidimos no pagar el ticket de entrada y seguimos nuestro recorrido. Sin embargo, investigando un poco encuentro que es el museo de historia alemana en Berlín y cuyo edificio, paradójicamente, es el más antiguo de la avenida.



Sus colecciones cuentan con más de 2000 años de historia alemana, cubriendo desde la cultura (en distintas etapas de la historia), documentos, artesanías, arte y afiches, monedas, colecciones militares y demás. Incluso, el museo cuenta con un cine adentro. Parece ser muy completo y recomendable para aquellos amantes de la historia.

Dicho esto, cruzamos el Río Spree y llegamos a la Museumsinsel (o Isla de los Museos). Encontré una imagen interesante para comprender el hecho de tener una isla en el medio del centro de una ciudad:



Para ubicar al lector, veníamos caminando por Unter den Linden, de izquierda a derecha de la imagen. El Deutsches Historisches Museum es el edificio que en el mapa aparece como Zeughaus. Si bien no lo aclaré anteriormente, el Zeughaus fue un edificio construido a inicios del siglo 18 para ser usado como arsenal de artillería. Actualmente, este edificio es el que alberga al Museo Histórico Aleman.

El sector pintado en rojo en el mapa, corresponde casi exclusivamente a museos, salvo por alguna excepción, como la Berliner Dom (o catedral de Berlín). El predio donde están ubicados es bastante grande, con mucho verde en sus alrededores, con fuentes, jardines y estatuas como decoración. Los edificios que albergan a los museos son notoriamente antiguos y (aparentemente) se encuentran en buen estado de conservación (aunque no sería raro que hubieran sido reconstruidos luego de la Segunda Guerra). En cierta forma, algunos de los edificios me hicieron acordar (sin haber ido) al Partenón. Seguramente, no tengan nada que ver, hayan sido construidos con estilos diferentes y en épocas distintas, pero para mi son parecidos.



En la imagen anterior, apenas dos de los varios museos que se pueden visitar en la Museumsinsel. No voy a entrar en detalle, pero en la isla se pueden visitar: el Museo Antiguo, el Museo Nuevo, la Galería Nacional Antigua, el Museo Bode, la Galería James Simon y el Museo de Pérgamo. Éste último fue el que visité y por ende, contaré un poco qué se puede ver en su interior.

El Pergamonmuseum (o Museo de Pérgamo) fue inaugurado en el año 1930 y conceptualmente es distinto a cualquier otro. En lugar de construir el edificio y luego acomodar las obras de arte en su interior, se hizo un proceso totalmente a la inversa: se llevaron las obras de arte y a su alrededor se construyó el edificio. Es por esto que en muchos sectores del museo, varias de las obras arquitectónicas que se presentan constituyen las paredes o columnas del museo. La construcción se divide en varias zonas, destinadas al Islam, a Roma, Grecia, Mesopotamia o Próximo Oriente (entre otras).

No quiero aburrir mucho con la descripción de un museo, así que dejaré varias imágenes sobre el mismo, esperando que sean del agrado del lector. En esta primera imagen el concepto de una obra colocada en un lugar y luego el edificio a su alrededor:



Esta siguiente imagen corresponde al Altar de Pérgamo. Este altar es un monumento religioso que fue construido alrededor del año 200 a.C. en la acrópolis (parte más alta) de Pérgamo. Esta ciudad actualmente no existe, pero en caso de existir, formaría parte de la actual Turquía. El altar fue trasladado y reconstruido en Berlín en el año 1886 a partir de un acuerdo entre Alemania y el Imperio Otomano. Al igual que en la foto anterior, las escaleras del altar sirven de comunicación entre dos partes del museo. Al subirlas, se accede a un sector totalmente distinto.



La siguiente imagen corresponde a la Puerta de Istar, una de las ocho grandes puertas de la muralla interior de Babilonia (actualmente Irak) y consagrada a la diosa de igual nombre. La puerta mide 14 metros de altura por 10 de ancho. Fue construida en el año 575 a.C. por Nabuconodosor II. Tal como puede verse en la imagen, la puerta está decorada con siluetas de distintos animales. Fue descubierta por expediciones alemanas de inicios del siglo XX y trasladada a Berlín, lugar donde fue reconstruida.



Nuevamente, si uno es amante de los museos y de la historia y planea quedarse varios días en Berlín, puede visitar todos estos museos sacando un pase libre con un descuento importante sobre el precio final.

Saliendo del museo, pero también ubicada en la isla, se encuentra la Berliner Dom (Catedral de Berlín), que es un templo de la Iglesia Evangélica en Alemania. Es un edificio imponente (mide 116 metros de alto), construido alrededor del año 1900 y concebido originalmente como un templo protestante que constrarrestara la influencia de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.



Bien, por hoy, he terminado. Si todo sale bien, la próxima hablará de Alexanderplatz, de la torre de TV y quizás del muro. Por lo que veo, restan aún como dos o tres entradas más de Berlín!

jueves, 17 de julio de 2014

Berlín, Alemania - Parte 5

Casi sin querer, estamos (en esta relación escritor-lector) en la quinta entrada respecto a Berlín, capital de Alemania. He notado que de alguna manera los relatos han ido evolucionando, desde simplemente cuentos de lugares visitados y anécdotas, a relatos con chispazos de historia y cultura general. No sé si esto se debe a una mejora en mi nivel de escritura o si simplemente, Berlín es la primera ciudad que visité con mucha (demasiada) historia reciente. Creo que prefiero no saberlo.

Para el lector desprevenido, vengo contando mis avatares por la capital teutona. Si te perdiste la entrada anterior, te la dejo al alcance de un click:


Amanecía un nuevo día en Berlín. Luego de varios días soleados y primaverales, el cielo volvía a estar amenazante y se notaba que la lluvia no se haría desear demasiado. El plan para el día era ir por primera vez al centro de la ciudad, o Mitte, como se lo conoce en aquellas latitudes. Para ubicar espacialmente al lector, para llegar al centro, bastaba con volver a la Puerta de Brandeburgo y desde allí, en lugar de caminar hacia el Tiergarten, ir exactamente hacia el lado opuesto, caminando por el bulevar principal de la ciudad: Unter den Linden (en español: Bajo los Tilos).

Volvíamos de salir de lo del amigo Thomas. No sé si lo había comentado antes o no, pero luego del incidente en el subte, descubrimos que teníamos un ómnibus a dos cuadras de nuestro alojamiento que nos dejaba enfrente a Potsdamer Platz. Hacia allí fuimos, utilizando nuestro ticket por tres días.

En este momento, haré un paréntesis para contar algo que me pareció raro en Berlín. En todas las ciudades en las que estuve donde había subte, los vagones eran individuales y de tamaño similar al de un ómnibus. Para salir de un vagón y entrar a otro, era necesario salir por una puerta e ingresar al siguiente. En Berlín, los subtes son diferentes. 



Como se puede ver en la foto, es un espacio contínuo desde una punta a la otra del tren. Es muy extraño ver hacia la parte de atrás cuando se está en movimiento, sobre todo cuando se está pasando por una curva, dado que el tren parece ir serpenteando por las vías. Con esto cierro el paréntesis: )

Llegamos a Potsdamer Platz, compramos un café en Starbucks y continuamos hasta el lugar planeado. Sin embargo, antes de caminar por el bulevar más famoso de la ciudad, teníamos una parada obligatoria: el Reichstagsgebäude o edificio del Reichstag. En este edificio, funciona actualmente el parlamento alemán.



Como el lector se podrá imaginar, por su cercanía, el edificio se encuentra en el barrio del Tiergarten, en el distrito Mitte. Fue terminado de construir en el año 1894 y (según Wikipedia) tiene un estilo neorrenacentista (espero que por lo menos un lector entienda esta última parte). Desde el año 1999 y cada cinco años se reúne en el Reichstagsgebäude la Convención Federal para elegir al presidente de Alemania. No confundir al presidente con el canciller de Alemania. Por lo menos en estos lares, estoy convencido de que (casi) nadie conoce al presidente alemán, un tal Joachim Gauck. Sin embargo, creo que todos sabemos el nombre de esta señora:



Me volví a desviar del tema principal: El edificio del Reichstag. Si el lector es frecuente del blog, habrá notado que en ningún momento mencioné que dicho edificio hubiera sido dañado durante la Batalla de Berlín en la Segunda Guerra Mundial. Bueno, lo menciono ahora. Durante dicha batalla, el Reichstagsgebäude fue lugar de cruentos enfrentamientos, siendo seriamente dañado. Incluso, a fines de febrero del año 1933, el edificio del parlamento ardió en llamas debido a un incendio intencional que nunca fue aclarado. Fue recién luego de la reunificación de Alemania, que el parlamento volvió a sesionar allí, previo a una gran reforma y modernización del edificio. Una de las principales características del recinto pasó a ser su nueva cúpula, que se ha convertido en una gran atracción turística, recibiendo miles de visitantes por día. Dentro de la misma existen rampas que permiten acceder a un mirador, que se levanta a 40 metros del suelo.



Como último comentario de la cúpula y tal como mencioné anteriormente, la misma puede ser visitada por turistas. De hecho, si no recuerdo mal se puede hacer en forma gratuita el paseo, mediante una reserva por la web. El día que pasamos por allí no teníamos hecha la reserva y luego no volvimos a ir, por lo cual, la subida a la cúpula quedará para el próximo viaje.

El clima estaba amenazando desde hacía algunas horas, hasta que en un momento cercano al mediodía comenzó a llover en forma bastante intensa, debiendo refugiarnos un buen rato en la Puerta de Brandeburgo. Cuando amainó un poco el agua, retomamos la caminata. Del otro lado de la puerta, está otra plaza bastante famosa de Berlín: la Pariser Platz (plaza de París). Luego de la plaza, comienza el bulevar Unter den Linden (que vendría a ser una continuación de Straße des 17. Juni, la que cruza el Tiergarten), uno de los más famosos de la ciudad y una de las principales rutas hacia el centro.

En Unter den Linden existen múltiples tiendas donde comprar recuerdos y chucherías de la ciudad, así como la versión alemana del museo de cera Madame Tussauds. Sobre este bulevar hay algunos edificios universitarios, así como diversos comercios y restaurantes. Tal como indica su nombre, existen cientos de árboles de tilo a lo largo de la calle, que fueron plantados en el año 1950. Al igual que en varios puntos de la ciudad, múltiples edificios importantes que dan a este bulevar están siendo remodelados o refaccionados, en la mayoría de los casos, con el objetivo de dejarlos idénticos a su construcción original.

Durante la caminata, me encontré con un Buddy Bär (oso Buddy), que es una escultura de un oso, de tamaño natural, de la cual hay 300 por todo Berlín (ubicados en plazas y calles importantes de la ciudad). Una peculiaridad que tienen, es que cada uno de los osos está pintado con un diseño distinto. De hecho, hace algunos años, vino una exposición de estos osos pintados a Montevideo, que si no recuerdo mal, se colocaron en la Plaza Independencia. Por otra parte, los osos promueven la tolerancia, la comprensión entre los pueblos y la paz entre las naciones del mundo.



A menos de dos kilómetros de la Puerta de Brandeburgo, caminando por Unter den Linden, se llega a un lugar llamado Isla de los Museos. La razón es simple, es literalmente una isla entre dos ramas del Río Spree donde hay varios museos. Sin embargo, la Isla de los Museos será parte del próximo relato.

Gracias por la compañía!

lunes, 14 de julio de 2014

Berlín, Alemania - Parte 4

Hay un dicho popular (o no) que establece que hay que conocer un lugar nuevo (por lo menos) una vez al año. Creo que con esto se conseguiría ser feliz en la vida. O algo así. En los últimos años, he intentado llevar esto a la práctica, intentando traer felicidad a mi vida. En caso de que la misma no venga, por lo menos viajo.

Si será cruel el destino que mientras buscaba en google, intentando dar con la frase original, la primera sugerencia del buscador refiere a 25 cosas que hay que conocer en New York. El destino me está queriendo decir algo (creo).

Pese a todo lo anterior, Berlín es la ciudad que nos convoca en este momento. En la última entrada, dije que escribiría acerca de: AlexanderPlatz, del Reichstag, de la Puerta de Brandeburgo, de Unter den Linden entre otras cosas. Creo que mentí, lo voy a dejar para más adelante. Si querés leer la entrada anterior de la ciudad, dale click a:



En entradas anteriores, relaté la ida al Tiergarten y a la Siegessäule (la columna de la victoria). La siguiente imagen ayuda a comprender mejor los recorridos, dado que muestra los principales puntos mencionados en relatos anteriores, así como en los próximos.



La Berliner Philharmonie, Potsdamer Platz, Brandenburger Tor y Siegessäule  son algunos de los puntos ya mencionados. Sobre la derecha de la imagen, se encuentra la Puerta de Brandeburgo. Siguiendo en orden los lugares visitados, digamos que comenzamos por el punto 3 de la imagen, siguiendo la línea roja en sentido antihorario hasta llegar al punto 2 (la columna de la victoria). Ahí habíamos quedado en la entrada anterior.

Continuamos caminando por Straße des 17. Juni (calle del 17 de junio) hacia la izquierda de la primera imagen. Apenas terminado el Tiergarten, se llega a Charlottenburger Tor (Puerta de Charlottenburg).



Charlottenburg fue una cuidad independiente, al oeste de Berlín y fundada a principios del siglo XVIII. Actualmente, está unida a la ciudad, siendo un barrio más de Berlín. La Puerta de Charlottenburg es homóloga a la de Brandeburgo. Tal como indica su nombre, este lugar servía de entrada a la ciudad. Originalmente, en lugar de una puerta, se había construido un puente de madera (que permitía cruzar el Canal Landwehr) junto a dos casas simétricas al costado de la calle, que servían para recolectar peajes e impuestos. Cuando los mismos fueron abolidos, se decidió reformar el lugar, construyendo la puerta que hoy en día existe. Durante la Batalla de Berlín en la Segunda Guerra Mundial, la puerta fue seriamente dañada (como gran parte de la ciudad) hasta que en el año 1970, fue restaurada (parcialmente).

Cruzando el canal mencionado antes (ya en Charlottenburg), se entra a un predio bastante grande, con múltiples edificios universitarios. Continuando la caminata, se arriba a Bikini Berlin, un centro comercial que según su propia descripción, es el primer shopping conceptual del mundo, con una cuidada colección de tiendas y boutiques compatibles. La verdad es que no entré al Mall, por lo cual, no tengo referencias sobre si es interesante o no.

El punto de Bikini Berlin es que se encuentra pegado a Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, o bien, la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm, una iglesia evangélica luterana en recuerdo del emperador Guillermo. Coloquialmente, se la llama Gedächtniskirche (Iglesia del recuerdo). La particularidad de esta iglesia, es que fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial (se está volviendo frecuente esta última frase). La diferencia en este caso es que en lugar de haber sido reconstruida, se la ha mantenido en estado de ruinas como forma de memorial. Actualmente, está declarada como monumento protegido.

La siguiente imagen corresponde a la iglesia en el año 1900:



Este es el estado actual de la misma: 


Cuando estuve en la ciudad en abril de 2014, como tantas otras construcciones antiguas, la iglesia estaba en mantenimiento, por lo cual, no pudimos ingresar. Una verdadera lástima, dado que es, literalmente, un pedazo de historia metido en la ciudad. La zona donde está ubicada la iglesia es muy comercial y realmente vale la pena visitarla.

Una vez visitados todos estos lugares, optamos por volver al hotel (caminando). Parece mentira, pero todo el relato anterior y los lugares visitados los hicimos caminando, literalmente, kilómetros de calles en Berlín. 

Para finalizar esta entrada, voy a comentar dos cosas interesantes que conocí en Berlín. 

Juegos de mesa - Ya nos habían advertido que hay ciertos negocios donde las personas pueden comprar juegos de mesa, hasta ahí, es idéntico a cualquier parte del mundo. La diferencia es que por tres euros (precio de entrada, la persona puede quedarse el tiempo que quiera), se puede entrar y tener acceso a cualquiera de los juegos disponibles en el local. De hecho, hay determinados juegos que no pueden ser comprados, dado que están disponibles únicamente para aquellos que vayan a jugar allí. Aparentemente, la cultura del juego de mesa es mucho más frecuente que por estas tierras.

Vapiano - Lo catalogo como el mejor lugar en el que he comido. Así de simple. En Vapiano se come comida únicamente italiana, pero con un concepto distinto al que estaba acostumbrado. Ofrecen pizzas y pasta, así como entradas típicas y postres. Hay varios mostradores según lo que se quiera comer, las dos veces que fui, me paré en el mostrador de pastas, en una cola de varias personas. Cuando fue mi turno, en lugar de un cajero me encontré con un cocinero que esperaba que le indicara mi menú. Una vez que decidí atacar unos Spaguetti alla Carbonara, el cocinero comenzó a preparar mi plato, detrás del mostrador y adelante mío. Mientras tanto, otro cocinero preparaba le bruschette (unos pancitos tostados, condimentados con aceite, vinagre, sal y en este caso, tomate cortado chiquito), que se usan frecuentemente como aperitivo en la cocina italiana. 



Todo estaba realmente exquisito, el decorado del local era excelente y el precio de la comida, barato. En pocas palabras, el mejor descubrimiento gastronómico que he hecho. Investigando un poco y como llamado a la solidaridad, Vapiano estaría interesado en expandirse a Uruguay (entre otros países) y estiman el costo de apertura de un local en el entorno de 1.5 o 2 millones de euros, por lo cual, inversor amigo, ponga sus billetes allí, prometo mi presencia frecuente en su local.

Hasta aquí hemos llegado, espero te haya resultado entretenida esta entrada!

sábado, 5 de julio de 2014

Berlín, Alemania - Parte 3

El día había estado agitado, horas atrás habíamos despegado desde un aeropuerto en las afueras de Londres, para llegar a otro en las afueras de Berlín. Llegamos a nuestro alojamiento con el cansancio natural de quien ha caminado mucho y dormido poco en los últimos días, sumado al desgaste mental de la entrada a la Pension Thomas. Caminamos hasta Potsdamer Platz, bordeamos el Tiergarten, entramos al Holocaust-Mahnmal y sus miles de losas de distinta altura. Finalmente, llegamos a Brandenburger Tor. Si te perdiste el relato anterior, todavía estás a tiempo de leerlo! Entrá acá:



Ya era de noche y estábamos cansados. Había sido un largo día. Optamos por deshacer el camino hecho, cosa de llegar (sin perdernos) a la Pension Thomas. En nuestra vuelta, pasamos por un supermercado berlinés, a comprar víveres para consumir por el camino (seguramente una botella de agua y alguna golosina). Es increíble darse cuenta que cuando no hay un idioma en común entre dos personas que hablan lenguas distintas, TODO puede volverse dificultoso. Descubrimos en este viaje que en Berlín (por lo menos en la parte de servicios) no es frecuente que las personas hablen inglés (español ni probamos), por lo cual, todo puede ser bastante más complicado de lo común para un turista a la hora de querer hacer algo.

Llegando a nuestro alojamiento, encontramos un par de lugares con comida turca y a precios razonables. En mi vida había probado un kebab ni ninguna de esas cosas (bah, probé sí, pero en su versión montevideana), por lo cual, decidimos que podía ser una buena experiencia darle una chance a los turcos. Para contextualizar un poco, el kebab es una variedad de comidas que tienen como ingrediente principal carne asada en pinchos que van girando, de forma que toda la carne se vaya cociendo pareja.


En la imagen anterior, un rico kebab sobre una base de papas fritas y con una especie de salsa (que tranquilamente podía ser de yogurt), acompañado de una Warsteiner helada, una de las cervezas más típicas de Alemania. Volviendo al kebab, la carne también puede ser acompañada por ensaladas o arroz. Por otra parte, también se podían comprar tortillas turcas, bastante similares a los lehmeyunes armenios. Lo cierto es que, por unos 8 o 10 euros, uno puede comer hasta llenarse y con comida realmente rica. Obviamente, reincidimos un par de veces en el lugar.

Al día siguiente, optamos por volver a Potsdamer Platz y continuar con la recorrida iniciada durante el día anterior. Esta vez haríamos algo un poco más inteligente: dado que teníamos los tickets de tres días para todo el sistema de transporte de la ciudad, elegimos subirnos (o bajarnos) al subte y hacer el recorrido en menos tiempo. Para llegar a nuestro destino, debíamos tomar una línea de subte, bajar en la parada siguiente y allí, tomar otro. En menos de quince minutos habríamos llegado. Con este plan en mente, tomamos el primer subte y nos bajamos en la primera parada. Mapa desplegado en mano, comenzamos a buscar el lugar indicado para subirnos al siguiente subte y mientras lo hacíamos, un grupo de tres chicos aparentemente también estaba perdido, dado que se veían casi tan desorientados como nosotros. Como no encontrábamos la parada donde pasaría nuestro segundo subte, decidimos salir al aire libre (todo esto era bajo tierra) a ver si encontrábamos alguna indicación. Cuando nos dimos cuenta que los muchachos desorientados comenzaron a seguirnos de cerca, razonamos que quizás no estaban tan perdidos y apuramos el paso. Subiendo la escalera, notamos que uno de ellos acercó peligrosamente su mano a una de nuestras billeteras, sin éxito. Con bastante susto (no debe estar bueno que te quiera robar alguien a quien ni siquiera le entendés su idioma) salimos caminando ligero del lugar y nos alejamos presurosos.

Volvamos a la historia original. Llegamos (un poco más tarde de lo planeado) a Potsdamer Platz y entendimos necesario pasar por Starbucks a hacer una parada técnica. En todo el viaje, debo haber tomado unos cuatro o cinco litros de Caramel Macchiato. Debo decir que no me canso de esa bebida.


Ahora sí, volvamos a la historia original. Al costado de Potsdamer Platz, uno accede al Tiergarten, el parque principal de Berlín. Está ubicado en el centro de la ciudad. En sus primeros años, era utilizado para la caza de jabalíes y ciervos (en alemán, Tiergarten significa jardín de animales o zoo). Sin embargo, actualmente se utiliza para el disfrute de la gente. Recorriéndolo, me hizo acordar al Central Park en New York (aunque bastante más pequeño), un gran lugar verde en el medio de una ciudad enorme. Es el pulmón de la ciudad. Se encuentra circundado además por lugares históricos de Berlín, como Potsdamer Platz, el Reichstag, el Palacio de Bellevue o la Berliner Philharmonie. La siguiente es una imagen del parque.


Caminando por el parque, es frecuente ver (en días lindos) a grupos de personas descansando tiradas sobre el pasto, andando en bicicleta o caminando por el lugar. Hay decenas de esculturas y caminos de piedras armados para acceder a distintos lugares del parque. Volviendo a la analogía del Central Park, en el Tiergarten hay pequeños lagos con puentecitos de piedra que los cruzan y permiten cruzar de un sector a otro del parque. Tal como se aprecia en la imagen precedente, en el centro del parque hay una columna de grandes dimensiones, llamada Siegessäule (en español, Columna de la Victoria). Vista de al lado, es una columna monumental. Dado que la misma se encuentra en el centro de una rotonda importante (conecta cinco avenidas importantes de la ciudad) y con muchísimo tráfico, existen cuatro túneles bajo tierra que conectan la rotonda con el parque. Al salir de uno de esos tuneles, se puede tener esta vista:



Una característica extraña de esta construcción, es que originalmente fue erigida en un lugar distinto al actual (antes estaba enfrente al Reichstag). Luego de la Segunda Guerra Mundial, Francia quiso dinamitar el monumento, pero fue vetada. Por otra parte, de los cuatro anillos que se ven en la imagen, sólo tres estaban presentes en la construcción inicial. El cuarto anillo fue colocado entre los años 1938 y 1939, cuando el monumento fue trasladado. La columna es coronada por la estatua de la Diosa Victoria, que según la mitología romana, personifica el triunfo.

En el interior de la columna existen 285 escalones en caracol, que permiten llegar casi a su tope. Dentro de sus instalaciones, hay una muestra donde se puede observar la historia de la columna, sus relocalizaciones, sus agregados y los momentos históricos que se han vivido allí. Por otra parte, mientras se suben los miles de escalones (sí, eran 285, pero parecían miles), cada cierto tiempo existen descansos con sillas de hierro y ventanitas al exterior. Si se presta atención, cada una de estas ventanitas permite ver (controlar) cada una de las cinco avenidas mencionadas anteriormente. Supongo que durante épocas de guerra, estos descansos en la columna serían utilizados como puestos de guardia y control de las principales avenidas de Berlín.

En el tope de la columna (debajo de la estatua de Victoria) hay una serie de pinturas que rodean la construcción: pinturas de reyes, de guerras, de militares; probablemente representando la sociedad de otra época.

La siguiente imagen (última de esta entrada) muestra lo mencionado anteriormente, respecto a las ventanillas que apuntan a las principales avenidas de la ciudad.



Detrás de la ventanilla, una silla verde de hierro estaba colocada en el descanso de la escalera caracol.

Por el momento, esto es todo. La siguiente entrada seguramente contenga información de Alexanderplatz, del Reichstag, de la Puerta de Brandeburgo, de Unter den Linden y alguna cosilla más.

martes, 1 de julio de 2014

Berlín, Alemania - Parte 2

La historia nos sitúa en Berlín, allá por abril de 2014. Habíamos aterrizado en un aeropuerto secundario de la ciudad, bastante lejano del centro. Mediante la combinación de ómnibus y subte, llegamos a la Pension Thomas, que se encontraba cerrada. Luego de resolver numerosas pruebas de ingenio, logramos acceder a la misma y dejar las valijas en la habitación.

Si te perdiste el relato anterior, estás a tiempo de leerlo acá!



El alojamiento donde nos quedábamos no estaba nada mal. Pese a las dificultades iniciales, las habitaciones eran bastante confortables, con camas cómodas y todo súper limpio y ordenado. El único detalle era que los baños eran compartidos. De todas maneras, estaban realmente limpios en todo momento y no daban la sensación de ser usado por decenas de personas por día.

Ya era media tarde y optamos por salir a caminar hacia el centro. Teníamos varios puntos marcados para visitar, muchos de ellos en la misma zona. Caminamos por Hauptstraße, que en español sería "la calle principal". El clima era bastante agradable, por lo cual, los casi cuatro kilómetros de caminata, no se sintieron demasiado. Estábamos llegando a Potsdamer Platz, el primer punto marcado en el mapa. Sin embargo, un par de cuadras antes nos encontramos con un gran edificio color mostaza, que aparentemente sería la Filarmónica de Berlín. Unos metros más adelante y ya llegando a nuestro primer destino, nos encontramos con el Sony Center.



A modo de resumen, el Sony Center es un complejo de tiendas y oficinas, construido por Sony e inaugurado en el año 2000. En su interior, hay hoteles, una tienda Sony, un Starbucks, un cine IMAX, restaurantes y demás tiendas. Además, en su interior, hay wifi gratuito. Tal como se ve en la foto, hay una especie de plaza central. A su alrededor, los restaurantes dejan las mesas y sillas para sus clientes. Por otra parte, hay un espacio que rodea el centro de la plaza, donde se puede descansar sin la necesidad de consumir nada en ninguna de las tiendas. El techo del complejo es una especie de cúpula de vidrio que permite el ingreso de luz. El Sony Center es un lugar muy concurrido y creo que es ideal para visitar en caso de que el día sea lluvioso.

Pese a todo lo anterior, el primer punto marcado en el mapa no era el Sony Center, sino Potsdamer Platz. A modo de resumen, es una importante plaza pública de la ciudad, siendo uno de sus lugares más destacados. A principio del siglo XX, era un lugar muy movido de Berlín. Sin embargo, la mayoría de sus edificios fueron destruidos por los bombardeos de los aliados durante la segunda guerra mundial. Con la construcción del Muro de Berlín, Potsdamer Platz se transformó en tierra de nadie, siendo inutilizada durante decenas de años. Finalmente, luego de su caída, se produjo la reconstrucción del lugar, que demoró menos de una década (y que no se parece en nada a lo que había antes).

En esta primera imagen, puede verse Potsdamer Platz a inicio del siglo XX.



Luego de la segunda guerra mundial, quedó en este estado.


Finalmente, Potsdamer Platz en el año 2004.


El edificio que se ve sobre la derecha en la última imagen, es el Sony Center. Desde este ángulo, puede apreciarse mucho mejor la cúpula central.

Sobre el sector oeste de la plaza, se dejó a modo de recordatorio un pequeño sector del Muro, con imágenes y relatos de lo acontecido. Vaya uno a saber por qué, cientos de personas han dejado pegados sus chicles (gomas de mascar para los lectores extranjeros) allí, por lo cual, la escena es un tanto extraña.

Saliendo de Potsdamer Platz y caminando por Ebertstraße, sobre la izquierda se podrá divisar el Tiergarten (zoológico), mientras que a la derecha, se arriba al Holocaust-Mahnmal (Memorial del Holocausto). Este memorial, recuerda a los judíos asesinados durante el Holocausto. Memorial que para ser sincero, es muy raro y no entendí su significado. Está compuesto por miles de losas de distinta altura, que conforman cientos de caminos en un predio gigante.


Algunas de esas losas son bastante más altas que un humano (llegan a medir más de cuatro metros), por lo cual, es fácil perderse en caso de ir en grupos. Tiempo después, averigüé cuál era la razón de ser o el significado del memorial: según el proyecto original, estaría diseñado para generar una atmósfera incómoda y confusa. Ciertamente, lo logra.

Sobre Ebertstraße, calle que comunica Potsdamer Platz con el memorial, existe una hilera de adoquines al ras del piso, paralela a la calle, que indica que por ese lugar pasaba el Muro de Berlín. Ese es uno de los aspectos que me llamó mucho la atención de la ciudad: Permanentemente recuerdan su historia reciente, tanto con este memorial, con recuerdos del muro por múltiples lugares de la ciudad, así como con otras cosas que luego iré describiendo.

Luego del memorial, aparece la embajada de los Estados Unidos en nuestro camino y finalmente, Brandenburger Tor (la Puerta de Brandeburgo).

Me cansé de escribir (por hoy). En próximas entradas, relataré varias cosas que mencioné someramente en las líneas precedentes. Espero hayas disfrutado y haya valido la pena llegar hasta acá!