Esta entrada entonces, tiene la particularidad de ser la continuación inmediata se su predecesora, la cual se puede acceder desde aquí:
La primera jornada de parques comenzó temprano, dado que teníamos que procurar nuestras entradas para los mismos. El plan ya estaba armado. Iríamos primero a Magic Kingdom y al día siguiente, a Islands of Adventure. Orlando tiene una particularidad respecto a sus parques: las entradas pueden comprarse prácticamente en cualquier lugar de la ciudad; se consiguen en tiendas, hoteles, almacenes o símil. Otro asunto interesante, es que muchos de estos lugares ofrecen precios promocionales, por lo cual, nunca es conveniente comprar ante la primera oferta. Asimismo, existen algunos lugares donde las entradas pueden ser compradas a precios con un gran descuento, pero eso sí, es necesaria la asistencia (previa) a una charla donde un/a joven con su mejor sonrisa y predisposición, intentará venderte algo.
Conseguidas las entradas (sin tener que ir a ninguna charla), salimos hacia la zona de parques, hasta llegar a Magic Kingdom. Bah, en realidad no llegamos a Magic Kingdom, sino a una mini estación de trenes que te lleva al parque. Pese a la alta frecuencia de viajes, los vagones iban siempre llenos de gente con sus cámaras prontas.
Una vez que se termina el viaje y uno entra al parque, se encuentra con una gran (gran por lo ancha, no por su largo) calle repleta de gente, con el castillo de la cenicienta de fondo.
Justo en el momento en que llegamos, había un desfile de carrozas, con personajes famosos del mundo Disney, por lo cual, recorrimos la zona lentamente, intentando no perder detalle. Además, a los costados de la calle principal, pueden verse diversos locales donde se pueden comprar recuerdos del lugar y comer alguna cosa. Sinceramente, caminar por ese lugar hace que por momentos uno pierda la noción de la edad que tiene, sacando a relucir su niño interior.
A diferencia de lo que pueden llegar a ser otros parques de diversiones, Magic Kingdom no se caracteriza por sus juegos intrépidos o grandes montañas rusas. La idea del parque (desde mi punto de vista) es entrar en contacto con personajes de los cuentos que te leen cuando sos chico. Y vaya si lo logran. Cuando llegamos al pie del castillo, nos encontramos con un show de Mickey, Minnie y otros, bailando junto a bailarines "humanos", causando el delirio de los más chicos.
Caminando por el parque, uno puede encontrarse con la recreación de una casa en un (gran) árbol. Las habitaciones están a diferente altura entre sí y se accede a las mismas a través de un camino hecho de madera. No sé si esta casa sería de algún personaje famoso de Disney, pero bueno, a los efectos, la casa está linda para visitar.
En otro sector del parque, se podía hacer un recorrido en bote y ver animales salvajes (falsos) a los costados. Particularmente, este paseo no fue muy de mi agrado, pues debimos hacer una cola enorme (de más de una hora) y nos tocó una guía que en su afán de animar el viaje y hacerlo más real, creo que consumía alguna sustancia estimulante.
Algo que me pareció muy interesante de Magic Kingdom es que caminando por cualquier sector del mismo, uno puede encontrarse con referencias a cuentos o películas. El ejemplo más claro de esto es una recreación de la espada del rey arturo, lugar donde los visitantes se detienen inmediatamente a tomarse una foto.
Finalmente, la diversión en este parque no se termina al caer la noche. Sobre el final de la jornada, organizan alrededor del castillo un desfile de carrozas luminosas, así como de distintos personajes, que pasan repartiendo saludos y alegría a todos los espectadores.
Una vez que el desfile culmina, hay un show de fuegos artificiales que deja a más de uno boquiabierto. Si no recuerdo mal, dura más de diez minutos y mientras los fuegos explotan, el castillo es iluminado con distintos colores y formas. Los aplausos que se producen cuando termina el espectáculo, son plenamente justificados. El show es altamente aconsejable.
Cuando estábamos emprendiendo la vuelta (el parque estaba casi cerrando), yendo hacia la estación de trenes, entramos a un edificio donde los visitantes podían fotografiarse con el ratón Mickey, quien además, se la juega y te firma un autógrafo.
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Al día siguiente nos esperaba Islands of Adventure. Para quienes supimos ser medio enfermitos por el mundo de Harry Potter, este parque es poco más que un santuario. Sin embargo, es necesaria la siguiente aclaración: este parque no es exclusivamente dedicado al niño mago, sino apenas un sector del mismo.
Al llegar al parque, inmediata y cuasi instintivamente, comencé a caminar hacia el castillo de Hogwarts. Durante la caminata me crucé con el pajaro loco, quien estaba tan deseoso de sacarse una foto conmigo, que me convenció de detenerme y sacarme una foto con él.
Cumplida la sesión fotográfica y luego de caminar unos minutos más, el mundo mágico comenzó a aflorar de la nada, hasta que me encontré con esto:
El expreso de Hogwarts! Sí señor! Me hubiera gustado que apareciera la plataforma 9 y 3/4 y que luego de pasar por una (falsa) pared, uno diera con este tren, pero ta, no me quejo. Un siempre sonriente trabajador ferroviario se ofrecía gentilmente a cada uno de los turistas para sacarse una foto y hacer la experiencia aún más real.
Luego de toda la algarabía del tren, caminando unos metros más, se llega a una representación del callejón Diagon, con todos sus locales abiertos para los fervientes (loquitos) admiradores de la saga. Y ta, ya que estaba ahí, entré a un par de negocios. Tal como era previsible, se podía comprar de todo un poco referente a Harry Potter, desde buzos y bufandas, hasta libros y varitas. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, los precios estaban bastante caros, o por lo menos, más caros de lo que este servidor estaba dispuesto a pagar. 45 dólares por un pedazo de madera con forma de varita y un estuche de Ollivanders, desde mi humilde opinión, no se justifican.
En las afueras de los locales, hay unos toneles donde se puede comprar la famosa cerveza de mantequilla (maldita editorial Salamandra y tus traducciones). Sin embargo, voy a cortarle la ilusión a todos los jóvenes: lo que te venden no es cerveza de mantequilla, sino jugo de calabaza.
En una parte del parque, hay un estrado donde cada cierto tiempo, un grupo de jóvenes que simulan ser estudiantes del colegio, brindan un show de canciones típicas de la saga. Es entretenido y se pasa un buen rato mirándolos. Por otra parte, en una de las montañas rusas, uno puede encontrarse con el auto animado del segundo libro o bien con la cabaña de Hagrid.
Continuando con el sector dedicado a HP, hay un simulador donde justamente, se simula un viaje en escoba durante un partido de Quidditch. Particularmente, no me agradó demasiado (quizás porque en la mitad de la simulación el juego se detuvo). Sin embargo, es excelente la decoración de la cola de espera. Se pasa por los invernaderos del castillo así como por distintos pasillos con muchas referencias a las películas. Me lamenté profundamente haber dejado la cámara de fotos en el locker, siguiendo los consejos de los carteles.
Además de HP, este parque tiene diferentes sectores. Hay algunas montañas rusas bastante interesantes, como Hulk y otra que simula un ambiente espacial futurista (no me acuerdo el nombre). Hay algunos juegos acuáticos también (ideales en caso de que el día esté muy caluroso), sin embargo, no se esmeraron mucho en su diseño. Me encantaría ir a un parque donde en los juegos de agua, te ensopes. Sin embargo, con un poco de mala suerte, en estos juegos te podía pasar de salir casi seco.
Creo que terminé (por fin) esta entrada referente a parques. Gracias por llegar hasta acá!
Al llegar al parque, inmediata y cuasi instintivamente, comencé a caminar hacia el castillo de Hogwarts. Durante la caminata me crucé con el pajaro loco, quien estaba tan deseoso de sacarse una foto conmigo, que me convenció de detenerme y sacarme una foto con él.
Cumplida la sesión fotográfica y luego de caminar unos minutos más, el mundo mágico comenzó a aflorar de la nada, hasta que me encontré con esto:
El expreso de Hogwarts! Sí señor! Me hubiera gustado que apareciera la plataforma 9 y 3/4 y que luego de pasar por una (falsa) pared, uno diera con este tren, pero ta, no me quejo. Un siempre sonriente trabajador ferroviario se ofrecía gentilmente a cada uno de los turistas para sacarse una foto y hacer la experiencia aún más real.
Luego de toda la algarabía del tren, caminando unos metros más, se llega a una representación del callejón Diagon, con todos sus locales abiertos para los fervientes (loquitos) admiradores de la saga. Y ta, ya que estaba ahí, entré a un par de negocios. Tal como era previsible, se podía comprar de todo un poco referente a Harry Potter, desde buzos y bufandas, hasta libros y varitas. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, los precios estaban bastante caros, o por lo menos, más caros de lo que este servidor estaba dispuesto a pagar. 45 dólares por un pedazo de madera con forma de varita y un estuche de Ollivanders, desde mi humilde opinión, no se justifican.
En las afueras de los locales, hay unos toneles donde se puede comprar la famosa cerveza de mantequilla (maldita editorial Salamandra y tus traducciones). Sin embargo, voy a cortarle la ilusión a todos los jóvenes: lo que te venden no es cerveza de mantequilla, sino jugo de calabaza.
En una parte del parque, hay un estrado donde cada cierto tiempo, un grupo de jóvenes que simulan ser estudiantes del colegio, brindan un show de canciones típicas de la saga. Es entretenido y se pasa un buen rato mirándolos. Por otra parte, en una de las montañas rusas, uno puede encontrarse con el auto animado del segundo libro o bien con la cabaña de Hagrid.
Continuando con el sector dedicado a HP, hay un simulador donde justamente, se simula un viaje en escoba durante un partido de Quidditch. Particularmente, no me agradó demasiado (quizás porque en la mitad de la simulación el juego se detuvo). Sin embargo, es excelente la decoración de la cola de espera. Se pasa por los invernaderos del castillo así como por distintos pasillos con muchas referencias a las películas. Me lamenté profundamente haber dejado la cámara de fotos en el locker, siguiendo los consejos de los carteles.
Además de HP, este parque tiene diferentes sectores. Hay algunas montañas rusas bastante interesantes, como Hulk y otra que simula un ambiente espacial futurista (no me acuerdo el nombre). Hay algunos juegos acuáticos también (ideales en caso de que el día esté muy caluroso), sin embargo, no se esmeraron mucho en su diseño. Me encantaría ir a un parque donde en los juegos de agua, te ensopes. Sin embargo, con un poco de mala suerte, en estos juegos te podía pasar de salir casi seco.
Creo que terminé (por fin) esta entrada referente a parques. Gracias por llegar hasta acá!