jueves, 31 de octubre de 2013

Florida - Miami/Orlando - Parte 1

Hace algunos años, posiblemente más de diez, leí El Señor de los Anillos. Probablemente sea uno de los mejores libros que haya leído y seguramente también de los mejores que vaya a leer. Es una obra muy intrincada y a medida que se avanza en la misma, se plantean distintos escenarios, diferentes personajes y el relato se centra por momentos en uno y al siguiente capítulo en otro totalmente distinto, permitiendo que la historia sea muy heterogénea y rica en contenido. Sería de mucho atrevimiento compararme con Tolkien (no me llega ni a los talones!), sin embargo, mi idea con los relatos de Florida sería poder desarrollar una historia similar, con idas y vueltas, cambiando permanentemente de escenarios y de situaciones, de fechas y de protagonistas. Hacia allí vamos!

La historia arranca en Miami, allá por Enero de 2011, cuando por primera vez me subía a un avión. Tal como comencé a relatar en Chicago - Parte 1, Miami formaba parte de una gran vacación tanto por Estados Unidos como por México. De hecho, Miami fue la primera ciudad que pisé luego de bajarme por primera vez de un avión. Sin embargo, ese primer pasaje por la ciudad fue muy breve, dado que era nuestra conexión para ir a Chicago. En menos de dos horas desde que nos bajamos del avión, debimos hacer todos los trámites migratorios, trasladar nuestras valijas (las grandes) de un sector a otro del aeropuerto y luego correr infinitamente (con nuestros carry on) hasta llegar al avión siguiente.

Aproximadamente dos semanas después, temprano en la mañana, estábamos tomando un vuelo desde la soñada New York hasta la cálida ciudad de Orlando. Pasábamos de temperaturas heladas, a encontrarnos una ciudad con casi 30 grados. De paso, comparto una foto del hotel donde nos alojamos, el Clarion Inn Lake Buena Vista.



El objetivo era poder estar dos días en la ciudad e ir a dos parques temáticos. Por un inconveniente en nuestra salida desde NYC, en lugar de estar dos días completos en la ciudad, estaríamos sólamente un día y medio, con lo cual, debíamos planificar realmente bien qué parques visitar. Una vez que hicimos check-in en el hotel, al bajar al lobby descubrimos algo que hay en todos los alojamientos en Orlando: una persona que se dedica exclusivamente a asesorarte acerca de a qué parques te conviene ir, te vende entradas, te da folletos, completito el asunto. Teniendo en cuenta que ya era pasado el mediodía de nuestro primer (y penúltimo) día en la ciudad, el amable caballero nos recomendó visitar Seaworld y Busch Gardens (en Tampa), debido a que ambos parques forman parte de la misma empresa y contratando ambos paseos conseguiríamos un mejor precio (?). No dudamos mucho y aceptamos su propuesta. Taxi mediante, partimos hacia el parque de agua.

Al igual que todos los parques que más adelante relataré, Seaworld es sumamente prolijo y muy bien cuidado y decorado. Tal como sugiere su nombre, todas las atracciones y espectáculos tienen al agua como protagonista. Pueden verse también distintos animales libres caminando por sus instalaciones (en la mayoría de los casos no están al alcance de los visitantes, aunque sí muy cerca). Para muestra un botón, bah, un flamenco:


El parque es realmente bonito y tiene diversos espectáculos en grandes piscinas, con delfines y demás animales, que actúan en conjunto con múltiples acróbatas. Por otra parte, se puede disfrutar de algunas (no demasiadas) montañas rusas y atracciones con agua. Pese a esto, el parque es realmente grande y es necesario caminar muchísimo para recorrerlo por completo. Además, si bien la entrada da acceso a todos los juegos y espectáculos básicos, existen otros shows para los cuales es necesario desembolsar más dinero. Sin embargo, el parque no es nada del otro mundo y no entraría dentro de mis prioridades volver a ir. Si el lector jamás ha ido a Orlando y está pensando en ir, le recomiendo primero visitar los parques de Disney, para luego recién pensar en otras alternativas. Finalizada la recorrida, al salir del parque existe un sistema de ómnibus que esperan afuera y te llevan al hotel que les indiques (o a algunos con los que tienen convenio, ya no recuerdo!).

Al llegar al hotel, cenamos en un Pizza Hut realmente cercano y recorrimos los alrededores del lugar. Fue increíble darnos cuenta de que casi no se veía gente caminando, sino que todo el mundo andaba en su auto. Finalmente, dado que nos habíamos hecho "amigos" del taxista (un iraquí/paquistaní/afgano o símil), lo llamamos para que nos llevara a conocer la noche de Orlando. Allí, entramos a un par de pubs así como a un boliche medio pop/reggeatonero. Como detalle que me pareció medio extraño, la mayoría de la gente que nos cruzamos esa noche tenía pinta de latino (estilo centroamericano), cosa que uno se esperaría quizás en Miami, pero no allí. No es que todas las personas lo fueran, sino que todos estaban vestidos con un look similar. En fin, tomamos algunos drinks y luego volvimos a contactarnos con el tachero amigo, para volver al hotel.

La siguiente entrada seguirá siendo de Orlando, hablaré de Busch Gardens, de los Outlets y de alguna otra cosita más.

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