Esta entrada corresponde a la parte 5 de la ciudad de New York, perteneciente a un viaje por la costa Este de Estados Unidos y México. Quizás haga referencia a entradas previas, por lo cual, si querés acceder a la anterior, hacelo acá:
Si mi memoria fotográfica no me falla y estoy relacionando bien los acontecimientos, voy a escribir sobre el día 3 en NYC. Tal como había comentado en otros post, la escala anterior a NYC fue Boston, desde el cual llegamos vía bus. Una de los lugares que más tenía ganas de conocer (y por el cual pasó el mencionado bus) era el Central Park. Es un lugar emblemático de la ciudad, inevitable para el turista. Tiene cierta magia en el aire. Sentís paz en medio de una ciudad en contínuo movimiento. Una isla en medio de la ciudad.
Era enero y hacía frío. Tuvimos la (mala) suerte de viajar en medio de la peor tormenta de nieve en los últimos 50 años en Estados Unidos. Muchos vuelos cancelados, mucho frío, mucha nieve. De todas formas, pese a eso, el Central Park estaba espectacular, mágico.
Apenas llegamos, me di cuenta que es enorme. Es el doble de grande que Mónaco. Tiene muchos detalles (muchos escondidos), muchas cosas por conocer, con una cámara de fotos a mano, te enloquecés. Por las razones que expliqué anteriormente, el parque estaba cubierto de nieve. Era una capa espesa de 20 o 30 cms, salvo en los senderos del parque, que estaban completamente limpios y con su color negro asfáltico habitual. Existen muchos carros tirados por caballos, los que se pueden contratar para hacer un paseo por el parque. Nosotros preferimos caminar.
En una parte del parque, hay un "monumento" a John Lennon. Es una especie de placa circular, tipo un monolito, de unos dos o tres metros de diámetro y puesta en el piso, con la inscripción "IMAGINE".
Cerca, había una placa que agradecía a la generosidad de Yoko Ono y a una lista de países (incluido Uruguay) que habían aprobado y contribuido con la restauración de esa parte del parque. Continuamos caminando. En cierto lugar del parque, rodeado de nieve, había una fuente a la que llegaban múltiples caminos. Imagino que sería algún lugar central del parque, pero ni idea.
Algo medio bizarro que nos pasó, fue encontrarnos con un filipino (o de por ahí) vendiendo hot dogs al grito de "jo tó! jo tó!". No me inspiraba confianza, absolutamente nada. De todas formas, le compramos un jugo de naranja, cuyo color era similar al caribeño vencido de mandarina, y su gusto era peor.
La siguiente foto, tomada por mí, es de las mejores tomas del viaje. Es en uno de los bordes del parque, como podrán apreciar:
En un momento, llegamos a un ZOO infantil, al cual no entramos, dado que había que pagar y no pintaba mucho. De todas formas, pudimos recorrer un poco las zonas cercanas. Por otra parte, había un laguito cercano, donde habitaban decenas de patos y animales similares. Un entendido en la materia quizás podría reconocer varias especies de animales nadando en el lago, para mi eran todos patos. Creo que incluso se los podía alimentar, dado que no estaban muy separados del acceso del público.
Finalmente, como no podía ser de otra forma, nos encontramos con una pista de patín sobre hielo. Dado que ya habíamos demostrado nuestras aptitudes en la pista de Chicago, optamos por no avergonzar a los pobres niños patinadores. No queríamos que cargaran con ese peso el resto de su vida.
Luego de sacar varias fotos más, optamos por abandonar el parque. Algo curioso, en uno de los bordes, pueden verse diversas esculturas y monumentos de próceres y políticos latinoamericanos.
Por ahora no escribo más, aunque en estos días, prometo volver con la parte 6 de NYC!