domingo, 10 de julio de 2016

Andalucía, España - Parte 6

Estaba atardeciendo en el sur de España mientras nosotros nos trasladábamos por las costas del Mar Mediterráneo, para ser más preciso, por las costas del Mar de Alborán. Nuestro próximo destino, al menos por unas horas, sería Málaga. Tal como he dicho en entradas anteriores, este viaje por España incluiría la visita a múltiples ciudades por apenas unas horas, por lo cual, los relatos serán bastante breves y con poco contenido por ciudad. Para el que quiera repasar las Cuevas de Nerja, le facilito un link:


Para aportar un poco de cultura, Málaga es una de las ciudades más pobladas de España y pertenece a la comunidad autónoma de Andalucía, encontrándose situada al oeste de Mar Mediterráneo.

Llegamos a Málaga en las primeras horas de la noche y como siempre, sufrimos bastante para encontrar un lugar libre de estacionamiento. Quizás haya sido ese uno de los mayores inconvenientes que vivimos en España, encontrar un lugar libre para estacionar. 

Luego de instalarnos en el hotel y averiguar qué lugares podíamos visitar en las pocas horas que estuviéramos allí, salimos a recorrer Málaga. Comenzamos caminando por la Alameda Principal rumbo al Centro Histórico. Si bien pasamos apenas unas cuantas horas en la ciudad, me llevé una muy buena impresión de la misma. Calles amplias e iluminadas, todo muy cuidado y prolijo. Ciertas partes de la ciudad me resultaron bastante parecidas a Londres incluso, aunque creo que es opinión personal y no son tan similares :)

Finalmente, llegamos a la Calle Marqués de Larios, una de las principales del Centro Histórico de Málaga. Desde el año 2002 se encuentra peatonalizada y a nivel comercial, es una de las calles más caras de España. La mencionada peatonalización estuvo enmarcada en una serie de iniciativas del gobierno local para revitalizar una zona que presentaba altos niveles de inseguridad y abandono. La Calle Larios está repleta de locales comerciales de las marcas más reconocidas a nivel mundial, siendo permanentemente visitada por turistas. 


Personalmente, me gustó mucho cuán cuidada estaba la zona, las luminarias, los adornos en las casas, era como si nada desentonara. Luego de recorrerla durante un buen rato, optamos por detenernos a cenar (seguramente algo con jamón crudo) para recargar energías.

Algo bastante habitual por esa zona es que los locales bailables tienen promotores por las calles ofreciendo descuentos o tragos gratis para quienes quisieran entrar allí. Luego de aceptar una primera oferta y encontrarnos con una disco vacía, recorrimos un poco más, pasamos por un lugar repleto de bares y personas y entramos en un local bastante concurrido donde permanecimos algunas horas.

El día siguiente amaneció temprano, quizás demasiado para las pocas horas dormidas. El paseo matinal era el Castillo de Gibralfaro, una fortaleza con siglos de historia y desde la cual se obtienen preciosas vistas de la ciudad (inclusive en días claros se llega a ver África!). 


Asimismo, cuenta con una exposición de la vida militar en el castillo a lo largo de la historia, incluyendo vestimenta, armas y demás enseres. 


Luego de comprar algunos productos gastronómicos típicos en la salida del castillo, continuamos nuestra ruta hacia Torremolinos, del que hablaré en la próxima entrada.

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